EL CICLO SEXAGENARIO NO ES CUENTO CHINO

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EL CICLO SEXAGENARIO NO ES CUENTO CHINO

“El año del Perro”, “el año del Cerdo”, “el año del Dragón”… esto en occidente nos suena a chino doblemente. Por un lado, porque sabemos que esas denominaciones vienen de la lejano oriente; y por otro lado, porque no solemos entender el porqué de esos apelativos.
En este artículo estudiaremos el concepto temporal chino, absolutamente cíclico y, aunque antiquísimo, a la última en cuanto a predicciones se refiere.

El llamado “ciclo sexagenario” es la manera tradicional de contar el tiempo en China, y que luego se exportó a otros países orientales. ¿En qué consiste?
De todos es sabido que en occidente, contamos largos períodos de tiempo en siglos. “Siglo” viene de una palabra latina (saeculum) que significa “generación”. Es por ello, que actualmente adjudicamos 100 años (una vida muy larga) al siglo. Y usamos esa unidad de tiempo, una generación de 100 años, para acotar las diferentes épocas con sus peculiaridades.
Por ejemplo, la famosa obra de Voltaire en la que se narra la época del absolutismo, se tituló “El Siglo de Luis XIV”. Esto es una clara alusión a la generación que forjó aquel período.
Curiosamente, nuestro Ciclo Medio, similar al de Howe-Strauss, tiene una duración parecida.
Los chinos sin embargo, cuentan la historia en ciclos más cortos, concretamente de 60 años. Es lo que llaman “Ciclo Sexagenario”.

¿Qué se supone que transcurre en esos 60 años?
Lo que para nosotros sería una era, un siglo, una generación, una época. Una manera de hacer las cosas que empieza y termina junto con la vida de las personas que la inventaron, la usaron, y la vieron quedar obsoleta.

¿Cómo funciona?
Según la tradición, 60 es el número resultante de combinar dos ciclos: uno de diez etapas, llamados “Troncos Celestiales”, con otro de 12 etapas, llamadas “Ramas Terrenales”.
Para denominar al primer año, se une el primer “tronco” con la primera “rama”, y así sucesivamente. Puesto que hay 10 troncos y 12 ramas, hay un total de 60 combinaciones, que son los 60 años del ciclo.
Los “Troncos” llevan los nombres de los cinco elementos chinos (madera, fuego, tierra, metal, agua) pero al doble, por lo que son 10. Al parecer, son dobles porque se representa dos cualidades de cada elemento, es decir: madera ying y madera yang. Que sería algo así como “madera positiva” y “madera negativa”.
Las “Ramas” llevan los 12 nombres del zodiaco chino: “Rata”, “Buey”, “Tigre” etc.
Así, al primer año del ciclo se le denomina por ejemplo “Yang Madera (1º tronco) Rata (1º rama).”

¿Por qué combinar 10 troncos y 12 ramas? ¿Por qué 60 años?
Aunque nunca he leído la respuesta, estos números nos son bien conocidos como herencia de la antigua Sumeria, transmitida por los babilonios. O tal vez los chinos llegaran a esos números por las mismas circunstancias.
El caso es que hoy una hora tiene 60 minutos y estos 60 segundos por los sumerios, y nuestro día tiene 24 horas gracias a ellos. ¿Cómo dieron con estos números y con el sistema sexagesimal?. Me explico.
El día tiene doce horas, al parecer, porque los sumerios contaban con el pulgar señalando sobre las falanges de los cuatro dedos restantes. Si hacemos la prueba, vemos que no podemos contar más hallá de 12 (3 falanges por 4 dedos, excepto las del pulgar que usamos para contar).
Así, pensaron que lo más cómodo para el humano era dividir el día en doce horas. Si le sumamos otras doce de la noche, ya están las 24.
¿Pero cómo contamos con las manos, más allá de 12? Levantando un dedo de la otra mano cada vez que contamos, así nos vamos acordando de las veces que contamos 12.
Cuento 12, y levanto un dedo de la otra mano. Cuento 12 más, y levanto un segundo dedo…12 por 5 dedos, 60 exacto. 60 será por tanto el siguiente número perfecto para contar minutos y segundos.
Así, 60, 12 y 10 (por los 10 dedos) son considerados por los antiguos números “redondos”, muy cómodos y muy humanos, para dividir el tiempo. Tal vez por eso lo adoptaron rápidamente en Oriente, o tal vez ellos llegaran también contando con sus dedos, a descubrir los 10 troncos, las 12 ramas y los 60 años del ciclo.
Lo interesante es que este período sexagenario se ha venido usando, que se sepa, desde hace 4.000 años. Hay restos óseos de la dinastía Shang (1766-1046 a.C.) que prueba que se usaron para denominar los días. Y desde la dinastía Han al menos (202 a.C.) se viene usando para contabilizar los años. Tal vez por el uso de los nombres del zodiaco, también se usó en relación con la adivinación y la astrología.

¿Pero qué tiene que ver esto con nuestros ciclos históricos?
Pues bien, nuestro Ciclo Corto tiene una duración aproximada de 60 años, que es prácticamente lo mismo que dura el ciclo económico de Kondrátiev, y sí, lo mismo que el ciclo sexagenario chino. Pero no queda ahí la cosa.
Si ya me sorprendí cuando vi que mi Ciclo Corto era muy similar al de Kondrátiev, de quien ni había oído hablar, imagínense mi asombro ante lo que cuento ahora.

Nótese que no se trata ya solo de coincidir en la duración del ciclo, sino en cuando comienza y cuando acaba.
Nuestro Ciclo Corto cuadra a la perfección con la duración, inicio, y fin de los de Kondrátiev, sin llegar a ser el mismo.
Pero lo asombroso es que también encaja exactamente con el milenario ciclo sexagenario chino.
En el “Boletín de Estudios Económicos” apareció en 2004 un documento titulado “La evidencia de los ciclos temporales en los mercados financieros”, escrito por Ramón Jesús Ruiz Martínez y Antonio de la Torre Gallegos (Universidad de Sevilla).
En este interesante estudio, se hablaba de los ciclos de Kondrátiev, de unos 60 años, en el mercado bursátil americano. Citando del Dow Jones y con complejas gráficas, se muestra que un ciclo económico se inició en 1932 (tras la crisis del 1929) y terminó con el crack de 1987.
Siguiendo esa dinámica, el ciclo actual, que se inició en 1987, debe terminar sobre el 2041.

¿Qué nos dicen sobre estos números nuestro Ciclo Sexagenario chino?
Según esta manera milenaria de contar el tiempo, el ciclo de sesenta años en el que nos hallamos inmersos ¡comenzó en 1984 y finalizará en 2044!.
¿Pudo un señor chino, o sumerio, de hace 4.000 años, sin más ayuda que la de contar con los dedos, avanzarse con tanta exactitud al definir la duración de los ciclos de la historia?
No es cuento chino. Ni sumerio tampoco. Se llama “ciclo sexagenario”, o “ciclo de Kondrátiev”, y para nosotros, “Ciclo Corto”.

JOB FLORES FERNÁNDEZ 2016 ©                                           ADNHISTORIADELARTE.COM

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