EL CALIFA Y EL SULTÁN O EL SULTÁN Y EL CALIFA

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EL CALIFA Y EL SULTÁN, O EL SULTÁN Y EL CALIFA

Hace tiempo escribimos un artículo en el que mostramos que el poder civil y el religioso eran opuestos, y se alternaban según un margen fijo de tiempo.
Lo ilustramos a través de los personajes del «emperador» y del «papa».
El «emperador» representa al poder político o civil, y el «papa» al poder religioso.

Vimos que a la caída del «emperador» romano, el «papa» se hizo con el poder político, y entramos en la Edad Media. Luego, observamos que el «emperador», o poder civil, fue ganando terreno poco a poco al religioso, y entramos así en la Edad Moderna. La Edad Moderna no es sino un renacer de la cultura clásica civil, la de Grecia y Roma.

El califa y el sultán (VII-XV)
Este margen de tiempo exacto que descubrimos en el artículo «El Emperador y el Papa», es aplicable a otras religiones y sistemas de gobierno.
Ahora analizamos el caso del Islam. En esta cultura, al «papa» lo llamaremos «califa», y al emperador, «sultán».

El «califa» representa la máxima autoridad, religiosa y política. El término «califa» significa «sucesor», esto es, del profeta Mahoma. Algunos de los requisitos iniciales para ser califa, según leemos en es.wikipedia.org, eran: ser árabe, y de la familia del profeta Mahoma. El califa a menudo designaba «emires» o delegados provinciales. «Emir» deriva de la raíz «mandar» y se traduce a veces como «príncipe». De ahí que al califa se le designe como «Amir al-mu’minin», es decir, «emir» o «príncipe» de los creyentes.

El «sultán» representa la autoridad civil, como la de un rey o monarca. En árabe significa «el que tiene el poder». Generalmente fue dado a los militares turcos. En principio, durante la Edad Media islámica, el sultán ejercía el poder bajo la autoridad del califa, pues el sultán no tiene poder religioso. Es similar a lo que ocurría en la cristiandad, donde el emperador gobernaba bajo la autoridad o con el beneplácito del papado.

El poder califal sobre los estados civiles empezó en el siglo VII con los sucesores del profeta Mahoma, siendo el califato de Bagdad el más duradero y prestigioso. En la cristiandad ocurría algo similar, cuando los reinos occidentales habían reconocido el poder espiritual del papa de Roma. El papa Gregorio Magno (VII) parece ser que fue el primero en ostentar el título de Sumo Pontífice.

O el sultán y el califa (XVI…)
Vimos, que en el Renacimiento (XVI), como era de esperar según nuestro método, el poder civil se impuso al religioso. Fue un largo proceso desde la «Querella de las Investiduras» (1075-1122) del siglo XI. Luego, en el siglo XVI, estalló la Reforma y los gobernantes se desligaron del poder religioso.
El caso más notable fue el de Enrique VIII (reinado 1509-1547), que se desligó totalmente del poder papal, separando a la Iglesia Anglicana.

¿Ocurrió lo mismo en el islam?
Lo mismo y al mismo tiempo. Sobre siglo XI, en paralelo a la primera disputa entre el emperador y el papa, aparece el primer sultán, de origen turco. Se llamaba Mahmud (reinado: 997-1030), de la dinastía Gaznávida de Afganistán. En 1037, el Sultanato Selyúcida. Y poco después, en 1077, el Sultanato del Rüm, en lo que hoy es Turquía.

Y ya en el siglo XVI, como en la cristiandad, el sultán se impuso al califa.
Se llamaba Selim I (1512-1520), era el sultán otomano o turco. Su vida corre en paralelo a la de Enrique VIII. Selim no era árabe, ni descendiente de Mahoma: era turco.
Pero se hizo con la autoridad religiosa, al hacerse nombrar «califa». Por primera vez en el islam, el poder civil tomaba control del religioso, como pasaba igualmente en la cristiandad. Acababa de aparecer un califato dominado por el sultán, el «califato otomano» (1517-1924). El último califa árabe, proveniente de Bagdad, estaba afincado en Egipto. Éste cedió al sultán turco el manto y la espada del Profeta. Estos eran los símbolos del poder supremo, religioso y civil. Hasta el día de hoy se encuentran en el palacio Topkapi de Estambul (Turquía).

¿El fin del califato?
Vimos que el siglo XX fue la época en la que el poder civil prácticamente acabó con el religioso. Los Estados Pontificios fueron anulados (1870-1929), y el papa desposeído de su último reducto de poder político. Más tarde, este se le devolvería parcialmente en la forma del Estado de la Ciudad del Vaticano.

El califato, «papado islámico», sufrió una crisis similar cuando el califato otomano, el último y que difería del original, fue formalmente anulado en 1924. También desaparece el título de «Jerife de la Meca», descendiente del profeta Mahoma que velaba sobre este sagrado lugar.

Pero pasado este punto extremo, la historia comienza a dibujar su círculo de nuevo.
Es curioso que al presidente actual de Turquía, Erdogan, se le esté tachando de apuntar maneras autoritarias y religiosas. La construcción de un palacio como residencia presidencial en una democracia, y el impulso dado a la religión musulmana en un país laico, han hecho surgir numerosos titulares. Algunos de ellos como «(…) un moderado que quiere ser el «sultán» de Turquía» (La nación.com); «Erdogan, un sultán a la deriva» (El País.com); «El nuevo palacio del sultán Erdogan» (el confidencial.com); «¿El próximo sultán?» (economist.com), etc. A esta avalancha hay que sumar las caricaturas donde el presidente aparece vestido de sultán.

Justo también cuando parecía que el califato nunca más volvería, líderes religiosos del islam vuelven a poner al poder civil bajo su tutela.
Desde 1979, en Irán la autoridad suprema depende del «ayatolá» o máximo líder religioso de la rama chií del islam. Y en Afganistán, llegó a crearse un «emirato islámico» (1996-2001) por los fundamentalistas talibanes.
El fenómeno del «califato» ocurre ahora principalmente en Nigeria y sobre todo en el reciente «estado islámico» de Siria e Irak. Este último «califa», llamado Ibrahim, cambió su nombre al de Abu Bakr. Según es.wikipedia.org, esto lo hizo en honor a «Abu Bakr as-Siddiq el primer Califa del Islam, suegro del profeta Mahoma, y a su vez el iniciador de la serie llamada «de los califas ortodoxos»».

Parece que la historia sigue su incansable ciclo. No es ahora el «sultán» turco el que ha iniciado la ofensiva contra el «califa» de Bagdad. Al contrario que antes, es ahora el «califa» de Bagdad, el que ha iniciado la guerra contra el «sultán» de Turquía.
Como se puede leer en la página de noticias de rtve.es, una vez más, «la intervención de Turquía es decisiva para frenar al Estado Islámico». Ojalá termine pronto esta sinrazón de guerras y terrorismo.

Adnhistoriadelarte.com                                                              Job Flores Fernández 2014 (c)

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