VERSALLES. Historia comparada y patrimonio cultural.

cubiertas versalles 4 copia

Serie: Historia cíclica/ Título: VERSALLES. Historia comparada y patrimonio cultural

Autor: Job Flores Fernández (2020)

ISBN: ES 9788413267166/ Autopublicado con BoD

Características: e-book y libro físico (17×22 cm, 140 páginas, 30 ilustraciones y gráficos a color)

Disponible en las principales plataformas en línea

Enlace:

Versalles: historia comparada y patrimonio cultural

¿Qué tienen en común el palacio de Versalles, los rascacielos neoyorquinos y las pirámides de Egipto? Que todos fueron construidos en las ondulantes colinas del tiempo, donde hasta el día de hoy, son mecidos por el ritmo oscilante de los vientos de la historia.

Job Flores Fernández (Huelva, 1982) es profesor de pintura, licenciado en Bellas Artes, y máster en Patrimonio Histórico y Cultural. Desde hace más de una década, ha dedicado parte de su tiempo a buscar un método que permita explicar y memorizar la historia del arte de manera sencilla, facilitando así la interpretación de los bienes culturales ligados a ella.

En el curso de esta investigación, cree haber encontrado una serie de ciclos temporales recurrentes, estables, y combinables entre sí, que pudieran ayudar a entender no solo el carácter pendular de los estilos artísticos, sino también acontecimientos tan dispares como los grandes enfrentamientos bélicos, la reciente crisis económica, o hasta el presente conflicto catalán. Estos ciclos serían, siguiendo el símil propuesto por el gran historiador A. J. Toynbee, como las ruedas del carro sobre el que se desplaza la historia, a la que estarían haciendo avanzar a golpe de giro y repetición.

Esta breve obra, que fue presentada como Trabajo Fin de Máster y calificada de sobresaliente, recoge de manera sintética algunos de estos ciclos, que fueron definidos originalmente por el autor a través del análisis del ritmo constructivo del palacio de Versalles. Al mismo tiempo, en ella se describen una gran variedad de teorías cíclicas de otros especialistas, referidas a la historia, al clima, al cambio generacional o a la economía. Todas ellas serán empleadas para tratar de explicar, desde un enfoque amplio e interdisciplinar, los factores que influyeron en la edificación de este emblemático palacio.

Esperamos que esta investigación, que utiliza de forma metódica la comparación histórica, nos permita estudiar los bienes patrimoniales desde una nueva óptica, trayendo el viejo pasado del que fueron testigos hasta nuestro vertiginoso presente, y haciendo de su experiencia un modelo sobre el que edificar un mejor futuro. Esto es hoy más necesario que nunca, ya que como decía G. Santayana, “aquellos que no aprenden de la historia, están condenados a repetirla”.

ÓRBITAS EN PARALELO

 

kepler copia

ÓRBITAS EN PARALELO

LAS ÓRBITAS DE KEPLER

Johannes Kepler (1571-1630 EC) fue un genial matemático y astrónomo alemán que descubrió las órbitas elípticas de los planetas.
Empezó a estudiar teología, pues era un hombre de profundas creencias religiosas, criado en una familia protestante. Pero terminó estudiando astronomía, pues empezó a creer en el sistema heliocéntrico copernicano, algo nuevo para la época, ya que el resto de sus compañeros seguía creyendo en el modelo geocéntrico.

Al principio, Kepler pensó que los planetas debían moverse en circunferencias perfectas encajadas unas dentro de otras, como se venía creyendo desde la Antigüedad. Así lo expresó en su libro «Mysterium Cosmographicum» (1596), donde además dijo: «yo deseaba ser teólogo; pero ahora me doy cuenta gracias a mi esfuerzo de que Dios puede ser celebrado también por la astronomía».

En 1600 accedió a colaborar con el astrónomo imperial Tycho Brahe, que era lo mismo que acceder a la base de datos más precisa de su época sobre los astros. Allí descubre que los movimientos de los planetas no se ciñen a sus órbitas perfectas con forma de circunferencia.
Por eso, tras largos estudios, Kepler formula sus tres famosas leyes para comprender y precedir los movimientos de los astros:
1. Los planetas tienen movimientos elípticos alrededor del Sol, estando éste situado en uno de los 2 focos que contiene la elipse.
2. Las áreas barridas por los radios de los planetas son proporcionales al tiempo empleado por estos en recorrer el perímetro de dichas áreas.
3. El cuadrado de los períodos de la órbita de los planetas es proporcional al cubo de la distancia promedio al Sol.
Era el año 1609, y esto podía leerse en su Astronomia Nova.
Para él, este descubrimiento tenía un sabor agridulce, pues pensaba que la elipse era la menos perfecta de las curvas, y que comparada con el círculo, no era más que «una carreta de estiercol». Admitir que las órbitas no eran perfectas, como círculos, era admitir que los planetas tampoco lo eran. Ver la Tierra asolada por las guerras de su época, le hizo pensar que tal vez así sería. Pero en su mente siempre estuvo la pregunta de: ¿por qué elipses, pudiendo usar círculos?

Nosotros proponemos otra pregunta: ¿de donde había sacado Kepler la idea de las órbitas elípticas?

 

LAS ÓRBITAS DE APOLONIO

Usando nuestro método, su personaje paralelo debió haber vivido entre el 270 y el 200 AEC.
Y así fue. Se llamaba Apolonio de Pérgamo, «el Gran Geómetra» (262-190 AEC). Matemático y astrónomo, fue el primero en describir la elipse. De hecho, fue él quien le dio nombre junto a la parábola y la hipérbola, las tres curvas cónicas. Su trabajo se salvó del incendio de la Biblioteca de Alejandría, y de ahí toma Kepler la idea de la elipse.
¿Creó por tanto Apolonio una teoría como la de Kepler, de órbitas elípticas para los planetas?
Sí y no. Porque la historia se repite, pero también avanza. Déjenme explicarles.

En su día, se pensaba también que las órbitas eran circulares. Pero había cambios de velocidad y dirección en los planetas que no encajaban con un simple movimiento en círculo.
Entonces, Apolonio idea la teoría de los epiciclos. Etimológicamente, esto significa «sobre el círculo», y eran otras circunferencias menores que giraban sobre una circunferencia mayor.
Así, lo que no se explicaba mediante la circunferencia mayor, se hacia sobre la menor, que giraba a la par sobre la de mayor tamaño.

 

CONCLUSIÓN

Así podemos comprobar como la historia avanza a la vez que se repite.
Apolonio supero la simplicidad de las órbitas circulares añadiendo órbitas secundarias para explicar otros fenómenos, y descubrió una nueva figura geométrica, la elipse.
A los casi 2.000 años, Kepler cuestiona las órbitas circulares de su día, como hiciera Apolonio, y usa la elipse como modelo para explicar el movimiento de los planetas.

Que alegría le daría a Kepler saber que hoy, se confirma que los planetas no siguen órbitas «imperfectas» como la elipse, sino más perfectas que el círculo.
Así es, pues Albert Einstein demuestra que en realidad, los planetas se mueven en línea recta. Esto se explica por la Teoría de la Relatividad, y la recta es aún más simple que el círculo.

Solo una duda me queda. ¿Se demostrará en el futuro que nuestros ciclos del tiempo no son círculos, sino elipses? ¿O tal vez líneas rectas?

ADNHISTORIADELARTE.COM                                      JOB FLORES FERNÁNDEZ (C) 2016

NAVEGANTES EN PARALELO

navegante copia

NAVEGANTES EN PARALELO

La era de los descubrimientos se inicia en la península ibérica en el siglo XV, y con ella dará comienzo la época dorada de los grandes imperios sureños: el Imperio Portugués y el Imperio Español. ¿Habrá algún precedente para esta época de bonanza ibérica?

NAVEGANTES CARTAGINESES

En un artículo anterior, comparamos las guerras púnicas (entre cartagineses y romanos) con las habidas entre España e Inglaterra por la supremacía de los mares.

Así, que siguiendo el método, habrá que ir a la historia cartaginesa en busca de los precedentes de la «era de los descubrimientos» de la época moderna.

Cartago llegó a un momento de esplendor bajo el general que fundaría una nueva dinastía: Aníbal Magón (-406 AEC), nieto de Amílcar Magón. Lanzó además una campaña victoriosa en Sicilia contra los griegos hacia el 409 AEC. En su época se cree que además:

– Se fundaron nuevas colonias en el norte de África, exactamente en Túnez.

– Se sufragó el viaje de Hannón el Navegante. Noticias de este Periplo de Hannón, la tenemos en los escritos de Plinio El Viejo, donde se narra el viaje de exploración del marinero púnico alrededor de la costa africana. Se cree o bien que llegó al extremo occidental de África, o hasta algún punto del África Ecuatorial, pues se habla de selvas y «gorilas».

– Otro viajero, Himilcón, llega hasta las Islas Británicas, buscando probablemente comprar estaño para fabricar bronce y otros valiosos metales a cambio de sal y manufacturas. Himilcón presentó una imagen aterradora de su viaje, lleno de algas y monstruos marinos, tal vez para disuadir a la competencia griega y romana de seguir sus rutas.

Herodoto (480-450 AEC) nos cuenta como serían más o menos las tácticas de estos comerciantes:

«Los cartagineses nos dicen que comercian con una raza de hombres que viven en una parte de Libia más allá de las Columnas de Hércules. Al llegar a este país, descargan sus productos, que colocan ordenadamente a lo largo de la playa, y después, regresando a sus barcos, hacen una señal de humo. Al ver el humo, los nativos bajan a la playa, y dejan en el suelo una cierta cantidad de oro a cambio de las mercancías, y se van otra vez a una distancia. Los cartagineses luego bajan a tierra y echan un vistazo al oro; y si piensan que presenta un precio justo por sus productos, lo recogen y se van; si, por el contrario, parece demasiado poco, van de nuevo a bordo y esperan, y los nativos vienen y añaden oro hasta que están satisfechos». (Historias 4.196)

NAVEGANTES PORTUGUESES

La epopeya de los descubrimientos comenzó en la época moderna en un período exactamente paralelo al siglo V AEC según nuestro método: el siglo XV EC.

Juan I de Avis (1357-1433), primer rey de dicha dinastía, viviría el éxito de las siguientes expediciones portuguesas:

– La conquista de Ceuta (1415) en el norte de África.

– Los viajes de Enrique el Navegante (1394-1460) que llegaron hasta Guinea-Bisau (1446), y darían inicio a la posterior circunnavegación de África.

– Otro viajero, llamado João Vaz Corte Real (1420-1496 EC), fue enviado por el rey de Portugal a Dinamarca, para encabezar una expedición más hallá de Groenlandia en 1470. Él descubrió las costas de Canadá, la Terra Nova, que el llamó «A Terra dos Bacalhaus» (Tierra de los Bacalaos) Todas estas expediciones las mantuvieron en secreto por su valor comercial, pero efectivamente, pisaron tierra americana antes que Cristobal Colón (1492 EC).

EL FIN DE LOS NAVEGANTES CARTAGINESES E IBÉRICOS

En Portugal, las expediciones y la pesca del bacalao empezaron a caer en desgracia desde su unión con España, pues la mayoría de sus barcos se emplearon ahora para las guerras, como la de la famosa «Armada Invencible» contra Inglaterra. Los piratas ingleses, como sir Francis Drake, harían muy difícil la pesca del bacalao y las exploraciones para los portugueses.

Y en el caso de España, ya vimos que sus descubrimientos americanos también le fueron en parte arrebatados por los ingleses.

Si queremos hacernos una idea de los que esto significó para los imperios ibéricos, solo hay que viajar al pasado con nuestro método y ver la situación paralela a la que se enfrentaron nuestros dobles, los navegantes y descubridores cartagineses.

No hay que tener mucha imaginación para ver a un Francis Drake » a lo romano», persiguiendo a un barco cartaginés cargado de oro y tratando de llegar a Cádiz, la Gadir cartaginesa.

Esto es exactamente lo que pasaba, como veremos en el texto a continuación:

Las islas Kassiterides (al parecer, las Islas Británicas) son en número de diez, todas ellas muy cercanas entre sí y situadas hacia el norte del Puerto de los Artabroi, en plena mar(…) Viven, en general, del producto de sus ganados, a la manera de los pueblos nómadas. Tienen metales de estaño y plomo, y los cambian, así como las pieles de sus bestias, por cerámica, sal y utensilios de bronce que les llevan los mercaderes.

En un principio este comercio era explotado únicamente por los cartagineses desde Gadeira (Cádiz), quienes ocultaban a los demás las rutas que conducía a estas islas. Cierto navegante, viéndose seguido por los romanos, que pretendían conoce la ruta de estos emporios, varó voluntariamente por celo nacional en un bajo fondo, donde sabía que habrían de seguirle los romanos, pero habiendo logrado salvarse él de este naufragio general, le fueron indemnizadas por el Estado las mercancías que perdió. Pero los romanos, a fuerza de numerosos intentos, acabaron por descubrir la ruta de estas islas”.

(A. García Bellido, España y los españoles hace dos mil años según la «Geografía» de Strabon. Madrid 1968 pags 202-204)

ADNHISTORIADELARTE.COM                                                   JOB FLORES FERNÁNDEZ, 2016 (C)

EN BUSCA DEL ARCA PERDIDA

jazaria copia

EN BUSCA DEL ARCA PERDIDA

«En busca del arca perdida» es el título de una famosa película de aventuras. El explorador Indiana Jones, se lanza a la caza del misterioso «Arca de la Alianza» que se custodiaba en el templo del rey Salomón en Jerusalén. El valor de este extraño objeto, no solo residía en el oro que la recubría, o en los objetos históricos que contenía (las tablas de los Diez Mandamientos, por ejemplo). Un poder sobrenatural que mataba al que era indigno de tocarla, o una misteriosa luz que se posaba sobre su cubierta y representaba a Dios mismo, hicieron del Arca, hasta hoy en paradero desconocido, un objeto de deseo.

Pero si la historia es cíclica y se repite, los buscadores de tesoros tal vez tengan una segunda oportunidad de encontrar un «Arca Perdida». Como veremos a continuación, el misterioso objeto del Templo salomónico tuvo tal vez un doble más reciente.

 

ISRAEL Y SU HISTORIA CÍCLICA

La historia del Israel bíblico, describe un circulo de duración semejante a la de otras civilizaciones. Su punto de inicio hay que situarlo a la muerte del patriarca Jacob/Israel y de sus doce hijos, cuando los israelitas han crecido en número pero no tienen ni líder, ni ley ni territorio.                                                                                                                                                           El siguiente paso se produce cuando son liberados por Moisés y conquistan la tierra de Palestina. La nación ha sido formada, tiene su ley, y esta se guarda en la famosa Arca de la Alianza. Es la época de los jueces.

La sigiente etapa, tiene lugar cuando Israel se convierte en una nación fuerte, con los primeros reyes (Saúl, David y Salomón). Es en esta época cuando el Arca deja de ubicarse en una tienda portatil y pasa a residir en un magnífico templo en Jerusalén.

Pero una vez llegados a este punto de esplendor, el círculo comienza a describir su bajada: la nación se divide en dos reinos. El primero es absorbido por Asiria, desapareciendo del mapa. Y el reino de Judá será conquistado por Babilonia, y su Templo destruido. Tal vez ahí se perdiera el Arca original. Nadie lo sabe.

Aunque tras el destierro babilónico se construyó un segundo templo, este nunca tuvo el esplendor del salomónico. Es más, la nación de Israel volvió a ser un estado sin rey, dependiente de otros imperios, como el persa, el macedonio y el romano. Y es aquí donde termina el ciclo: a practicamente 1000 años de su fundación, Roma hace desaparecer al estado de Israel, destruyendo el último templo y exiliando a los judíos de Jerusalén.

 

¿OTRO ESTADO DE ISRAEL?

Cuando pensamos en «otro estado de Israel», tal vez solo se nos venga a la mente el país moderno actual creado en Palestina tras las Guerras Mundiales. Pero nada de eso. Si la historia es cíclica y se repite en un patrón de tiempo fijo, tuvo que ser en la Edad Media cuando el estado de Israel se formó de nuevo, creó un segundo templo, con un segundo Arca, y volvió a tener sus reyes para luego desaparecer otra vez. ¿Intentamos buscar el otro estado de Israel, y su otro Arca Perdida?

Efectivamente, en plena Edad Media, unos viajeros que llegaron al Al-Ándalus, empezaron a esparcir el rumor de que un estado de Israel, con sus reyes y su templo, había sido restaurado. Por eso, un reputado médico judío del califa de Córdoba, Jasdai Ibn Shaprut (915-975 d.C.), envío mediante estos viajeros una misiva para el supuesto «rey de los judíos» que decía: «Deseo saber la verdad, si hay un lugar en el mundo, donde el disperso pueblo de Israel tiene realmente un Estado propio y no está sometido a otros pueblos. Y si supiera que eso es verdad, abandonaría todos los honores en mi tierra, mi alto cargo, abandonaría a mi familia y me dirigiría por montes y valles, por mar y por tierra, hasta llegar a ese lugar donde vive mi señor, el rey judío. Vería su grandeza y esplendor; vería como viven tranquilos el resto de Israel. Y tengo otro pedido a Su Majestad, si podéis informarme si tenéis noticias del fin de los tiempos (la llegada del Mesías), a quien esperamos tanto vagando de una tierra a otra.(…)».

Por extraño que parezca, la carta fue respondida por el «rey de los judíos»: «Mucha paz para ti del Rey José hijo del rey Aarón el poderoso, que no será perseguido por soldados, ni empujado de vuelta por batallones. Que teme a Dios y tiembla ante Su palabra, que honra a los sabios, a los humildes, que se acerca a los pobres y que elige sus palabras de la Torá. (…) Yo quiero informarle que su satisfactoria carta, llegó hasta nosotros, vía un judío de la tierra de Nemetz cuyo nombre es Yitzchac, hijo de Eliezer. (…) Ahora os contaremos la historia de nuestros antepasados y os informaremos sobre la herencia que queremos dejar a nuestros hijos. (…) La tierra en que yo vivo fue anteriormente habitada por los Vanantar. Nuestros antepasados los jázaros, lucharon contra ellos. Los Vanantar eran tan numerosos como los granos de arena de una playa, pero a pesar de ello, no pudieron vencernos a los jázaros. Por ello, abandonaron sus tierras y huyeron. (…). Entonces los jázaros heredamos sus tierras hasta este dia. Después de que pasaron muchas generaciones, surgió un rey con el nombre de Bulán. Era un hombre sabio y temeroso de Dios. Había creído en su Creador y abolió las magias y las idolatrías del país. Buscó refugio bajo la sombra de las alas protectoras de Dios. Un ángel se le apareció y le dijo: “Bulán, Dios me ha enviado a ti para decirte; Hijo mío, he oído tu súplica. Por tanto, te bendigo, te hago fructífero y multiplicaré tu descendencia. Haré durar tu reino, hasta mil generaciones y voy a librarte de todos tus enemigos en la tierra. Ahora levántate de madrugada y ruega a Dios”. Y así lo hizo.(…) Entonces, el ángel se le volvió a aparecer y le dijo:”Hijo mío, los cielos y la tierra no pueden contenerse. Sin embargo, hijo mío, construye un templo en Mi nombre y habitaré en él”. (…) El pueblo santificó los saqueos y los utilizó para construir la Tienda, el Arca (de la Alianza), la menorá, las Tablas, los altares y las vasijas sagradas. Esto hicieron con la ayuda de Dios y el poder del Todopoderoso. Estos objetos existen hasta este dia y están bajo mi protección. Después, la reputación del rey se extendió a través del mundo. (…) Desde ese día, nuestros antepasados entraron bajo las alas de su Divina Presencia, el Dios de Israel subyugó a todas las naciones y pueblos de diferentes lenguas que nos rodean. Ninguno fue capaz de levantarse contra nosotros hasta este dia y todos ellos fueron estados tributarios, incluyendo las provincias cristiana y musulmanas».

A continuación, el rey José, menciona una lista de los reyes judíos descendientes de Bulán, entre los que se encuentran nombres como «Obadía, Ezequías, Manasés, Zabulón, Benjamín, Moisés y Aarón».Y continúa diciendo:»Nosotros somos de este modo reyes, hijos de reyes. Ningún extranjero puede sentarse en el trono de nuestros antepasados. Solamente un hijo se sentará en el trono de su padre. Esta es nuestra costumbre y la costumbre de nuestros antepasados, desde el tiempo en que se establecieron en el país. Quiera este ser el deseo de Él que corona a todos los reyes, que Él permita a nuestro reino continuar con la Torá y sus mandamientos».

A sí que efectivamente hubo un segundo estado de Israel en plena Edad Media: era el estado judío de Jazaria, en lo que hoy es Rusia. Como vemos, hubo un segundo «Arca de la Alianza». Tal vez este artículo anime a algún caza-tesoros como Indiana Jones a explorar las ruinas de la capital jázara, Atil, situadas entre el Mar Caspio y el Volga. También tuvieron un linaje de reyes que gobernó básicamente el mismo tiempo que los reyes judíos, hijos de David. Se han hallado monedas con la inscripción «País de los Kazares» y «Moisés es el Profeta de Dios».

Los jázaros o khazares («errantes») eran un pueblo de origen túrquico, y habitaban al sur de Rusia, entre el Mar Caspio y el Mar Negro. Frente a las presiones de los Bizantinos para que se unieran a la cristiandad, y la de los califas de Bagdad para que aceptaran el islam, ellos se decantaron por ser judíos. Su lengua, la «karaim», es la única túrquica que se escribe hasta el día de hoy con letras hebreas. Los descendientes de este estado de Israel que también despareció como su homólogo, aún habitan en lo que hoy es Crimea. Pero permítanme contarles como es que la lengua de los jázaros se llama «karaim».

 

¿UN HIJO DE DAVID, PRINCIPE EN JERUSALÉN?

El término «karaim» se ha castellanizado como «caraíta». Los hablantes de la lengua caraita son descendientes de los jázaros. Pero «caraíta» alude generalemente a un tipo de judaismo distinto al de los rabinos judíos y apegado a la Torá o Ley de Moisés.

En el artículo «Fariseos en Paralelo», hablamos de la corriente «rabínica» dentro del judaísmo. Como vimos, esta surgió en oposición a la corriente «sacerdotal» y ligada al Templo, una vez que este fue destruido por primera vez.

Los oponentes de los fairseos y rabíes o maestros de la Ley, eran los Saduceos.Estos eran el grupo afin al sacerdocio y a la adoración ritual del Santuario de Jerusalén.Los saduceos solo aceptaban como inspirada la Torá o Ley Escrita, que podemos leer hoy al inicio del Tanaj o Biblia Hebrea. Después de la destrucción del Templo en el siglo I d.C., el judaísmo de la «Ley Escrita» practicamente desapareció. Pero con el pasar del tiempo, un número creciente de judíos rechazaron la «Ley Oral» farisea, y la veían como una añadidura a la Ley Escrita dada por Moisés.

Uno de estos primeros grupos tras la destrucción del Templo, fueron los «Betusianos», que como los saduceos, solo creían en la Tora Escrita, y rechazaron el judaísmo rabínico citando Deuteronomio 4:2 (BJ) «No añadireís nada a lo que yo os mando, ni quitaréis nada; para así guardar los mandamientos de Yahveh vuestro Dios que yo os prescribo». Para el siglo IV y V d.C., ya tenían sus propios libros de rituales y cancioneros. Y en el siglo VII d.C., los gobernantes islámicos de Egipto, llamaron a este grupo «Qara’im» o Caraítas en castellano, y velaron por que los demás judíos no interfirieran en sus prácticas. «Qara’im» significa «lectores», y también se les conoce como «Bené Mikrá» o «hijos de la Escritura», no de la Tradición oral, como los rabinos. Toda esta época inicial, se correspondería con la época del éxodo de Egipto y la de los Jueces de Israel. Pero llegaría un momento en que los seguidores de la Ley Escrita volverían a tener un «rey», un estado y un templo.

En paralelo a la época de los reyes David y Salomón del antiguo Israel, en nuestro modelo cíclico aparece Anan ben David (715-795 d.C.) Anan era un judío de Babilonia que afirmaba ser descendiente del rey David. Es curioso que además fuera hijo de un tal «David, ben Judá».

Al parecer, era pariente del Exiliarca (gobernador de los judíos), y uno de los candidatos a ocupar su puesto. Pero finalmente, los rabinos se decantaron por otro pariente del gobernador, y este fue confirmado por el Califa de Bagdad. Sin embargo, y a pesar de todo, Anan fue aclamado como Exiliarca y «nasi» o príncipe, por sus seguidores.

El Califa encarceló a Anan con miras a ejecutarlo, pues tomo como un desafío y traición aquel acto de nombrarse Exiliarca en oposición al candidato aprobado por el califato y los rabinos. Pero un sabio musulmán encarcelado, le ofreció una solución que salvaría la vida de Anan: este debía explicar al Califa, que se había proclamado Exiliarca o gobernador de un grupo de judíos que no aceptaba a los rabinos, y defendía un judaísmo diferente. El califa Al-Mansur accedió al comprender el asunto, y Anan ben David llegaría a ser el Exiliarca, gobernador o «nasi» (príncipe) de los Caraítas, a los que los rabinos llamarían «Ananitas», debido al nombre de su fundador.

A partir de este momento, una nueva etapa comenzó para el judaísmo. El «nasi» o príncipe «hijo de David», publicó en el 770 d.C., el «Libro de los Mandamientos», donde recogía todos los puntos de divergencia entre la Ley Escrita, y la Ley Oral que los rabinos enseñaban. Es también la época de los masoretas, o escribas judíos, que llevados por un renovado interés por la Torá, corrigieron errores textuales que se habían introducido en la época rabínica anterior.

Anan iniciaría una línea hereditaria de descencientes que ocuparía el puesto de «nasi» (príncipe, exiliarca) hasta el siglo XII d.C., cuando fueron depuestos por los selyukíes. Como vemos, practicamente los mismos siglos que los descendientes del rey David se mantuvieron en el trono.

Como el David de la Antigüedad, el siguiente paso fue llevar a sus seguidores a Jerusalén, y construir un «Templo». Digo «Templo», por que para los caraítas, sus «kenesas» o sinagogas son más que solo un lugar para reunirse. De hecho, se ponen descalzos antes de entrar, y oran de rodillas, como hicieran Moisés y los sacerdotes cuando se presentaban ante Dios. Las kenesas tratan de asemejarse al modelo del Templo bíblico, reservando por ejemplo, un arca para guardar la Torá que colocan en la parte occidental, como estaba en el santuario de Salomón.

Aunque no restablecieron los sacrificios animales, si marcaron unas normas rituales a la hora de matar animales para la alimentación, similares a las costumbres islámicas. Del mismo modo, oran en dirección a Jerusalén y realizan servicios religiosos al amanecer y al atardecer, como se hacía en el Templo en tiempos bíblicos. Al «templo» que Anan construyó se le conoce hoy como la Sinagoga o Kenesa Caraíta, y es la más antigua en funcionamiento en Jerusalén. Como curiosidad, es una sinagoga subterranea, lo que le ha permitido sobrevivir a numerosos ataques y expolios hasta hoy día.

Además, el caraísmo siguió ganando adeptos, desde el Al-Ándalus hasta Persia. Se calcula que un 40% del mundo judío entre los siglos IX y X era caraíta. Y fue en los confines del mundo de las religiones abrahámicas, donde «los hijos de la Escritura» hallarían su más fiel refugio: en Jazaria. No se sabe con certeza que tipo de judaísmo predominó entre los jázaros, pero todo apunta a que el caraísmo estuvo allí muy arraigado. Prueba de ello son los judíos de Crimea, caraítas todos, hablando «karaim», escribiendo en letras hebreas, y descendientes de los jázaros a la vez.

Pero como la historia se repite, el judaísmo basado en templos, linajes reales y sacerdotales, con un estado propio, de nuevo volvería a agotarse. Es entonces cuando el otro judaísmo, el de los rabinos y las sinagogas volvió a aparecer en nuestros días, como vimos en el artículo «Fariseos en paralelo».

Aún así, el germen del nuevo caraísmo ya está sembrado de nuevo, y en 2007 se reiniciaron las conversiones, tras 500 años de estancamiento. Y aunque el entero barrio judío de Jerusalén fue destruido en las guerras del siglo XX, solo la sinagoga caraíta, al ser subterránea, sobrevivió. Así los «hijos de la Escritura» pudieron volver a utilizarla a partir de 1967.

En conclusión, la historia del estado de Israel ha alternado ciclos de igual duración de judaísmo rabínico, centrado en la sinagoga y las interpretaciones rabínicas, cuando no tienen patria; y de caraísmo o apego a la letra de la Ley mosaica y a un «templo» cuando han tenido acceso a un dominio territorial.

En cuanto al Arca Perdida, ya sea la antigua de Jerusalén, o la nueva que construyeron los reyes jázaros, tal vez jamás se encuentren ¿quién sabe? Ahora el judaísmo se ha expandido por todas las naciones, no es la religión de un estado o territorio, y en cada sinagoga o kenesa se cuenta con un «arca de la alianza» (aron kodesh) donde se guarda la Ley de Moisés, considerada como el verdadero tesoro. Ya decía el profeta judío Jeremías que esos tiempos también vendrían: «Y acontecerá que cuando os multipliquéis y crezcáis en la tierra, en esos días, dice Jehová, no se dirá más: ‘¡Arca del pacto de Jehová!’ No vendrá al pensamiento ni se acordarán de ella, no la echarán de menos ni será hecha de nuevo». (Jeremías 3:16 RVR1995)

BIBLIOGRAFÍA:

https://yadbeyad.wordpress.com/2011/02/28/corrientes-del-judaismo-judaismo-caraita/

http://arrecaballo.es/edad-media/los-jazaros/

http://nuevotestamentojohnpmeier.blogspot.com.es/2013/08/los-jazaros-un-reino-judio-fuera-de.html

http://www.gotasdeprimavera.com/2011/11/carta-del-jagan-jose-hasdi-ibn-spraut.html

http://www.aurora-israel.co.il/articulos/israel/Opinion/57211/

ADNHISTORIADELARTE.COM                                   JOB FLORES FERNÁNDEZ (C) 2016

EL CICLO SEXAGENARIO NO ES CUENTO CHINO

sexagenario copia

EL CICLO SEXAGENARIO NO ES CUENTO CHINO

“El año del Perro”, “el año del Cerdo”, “el año del Dragón”… esto en occidente nos suena a chino doblemente. Por un lado, porque sabemos que esas denominaciones vienen de la lejano oriente; y por otro lado, porque no solemos entender el porqué de esos apelativos.
En este artículo estudiaremos el concepto temporal chino, absolutamente cíclico y, aunque antiquísimo, a la última en cuanto a predicciones se refiere.

El llamado “ciclo sexagenario” es la manera tradicional de contar el tiempo en China, y que luego se exportó a otros países orientales. ¿En qué consiste?
De todos es sabido que en occidente, contamos largos períodos de tiempo en siglos. “Siglo” viene de una palabra latina (saeculum) que significa “generación”. Es por ello, que actualmente adjudicamos 100 años (una vida muy larga) al siglo. Y usamos esa unidad de tiempo, una generación de 100 años, para acotar las diferentes épocas con sus peculiaridades.
Por ejemplo, la famosa obra de Voltaire en la que se narra la época del absolutismo, se tituló “El Siglo de Luis XIV”. Esto es una clara alusión a la generación que forjó aquel período.
Curiosamente, nuestro Ciclo Medio, similar al de Howe-Strauss, tiene una duración parecida.
Los chinos sin embargo, cuentan la historia en ciclos más cortos, concretamente de 60 años. Es lo que llaman “Ciclo Sexagenario”.

¿Qué se supone que transcurre en esos 60 años?
Lo que para nosotros sería una era, un siglo, una generación, una época. Una manera de hacer las cosas que empieza y termina junto con la vida de las personas que la inventaron, la usaron, y la vieron quedar obsoleta.

¿Cómo funciona?
Según la tradición, 60 es el número resultante de combinar dos ciclos: uno de diez etapas, llamados “Troncos Celestiales”, con otro de 12 etapas, llamadas “Ramas Terrenales”.
Para denominar al primer año, se une el primer “tronco” con la primera “rama”, y así sucesivamente. Puesto que hay 10 troncos y 12 ramas, hay un total de 60 combinaciones, que son los 60 años del ciclo.
Los “Troncos” llevan los nombres de los cinco elementos chinos (madera, fuego, tierra, metal, agua) pero al doble, por lo que son 10. Al parecer, son dobles porque se representa dos cualidades de cada elemento, es decir: madera ying y madera yang. Que sería algo así como “madera positiva” y “madera negativa”.
Las “Ramas” llevan los 12 nombres del zodiaco chino: “Rata”, “Buey”, “Tigre” etc.
Así, al primer año del ciclo se le denomina por ejemplo “Yang Madera (1º tronco) Rata (1º rama).”

¿Por qué combinar 10 troncos y 12 ramas? ¿Por qué 60 años?
Aunque nunca he leído la respuesta, estos números nos son bien conocidos como herencia de la antigua Sumeria, transmitida por los babilonios. O tal vez los chinos llegaran a esos números por las mismas circunstancias.
El caso es que hoy una hora tiene 60 minutos y estos 60 segundos por los sumerios, y nuestro día tiene 24 horas gracias a ellos. ¿Cómo dieron con estos números y con el sistema sexagesimal?. Me explico.
El día tiene doce horas, al parecer, porque los sumerios contaban con el pulgar señalando sobre las falanges de los cuatro dedos restantes. Si hacemos la prueba, vemos que no podemos contar más hallá de 12 (3 falanges por 4 dedos, excepto las del pulgar que usamos para contar).
Así, pensaron que lo más cómodo para el humano era dividir el día en doce horas. Si le sumamos otras doce de la noche, ya están las 24.
¿Pero cómo contamos con las manos, más allá de 12? Levantando un dedo de la otra mano cada vez que contamos, así nos vamos acordando de las veces que contamos 12.
Cuento 12, y levanto un dedo de la otra mano. Cuento 12 más, y levanto un segundo dedo…12 por 5 dedos, 60 exacto. 60 será por tanto el siguiente número perfecto para contar minutos y segundos.
Así, 60, 12 y 10 (por los 10 dedos) son considerados por los antiguos números “redondos”, muy cómodos y muy humanos, para dividir el tiempo. Tal vez por eso lo adoptaron rápidamente en Oriente, o tal vez ellos llegaran también contando con sus dedos, a descubrir los 10 troncos, las 12 ramas y los 60 años del ciclo.
Lo interesante es que este período sexagenario se ha venido usando, que se sepa, desde hace 4.000 años. Hay restos óseos de la dinastía Shang (1766-1046 a.C.) que prueba que se usaron para denominar los días. Y desde la dinastía Han al menos (202 a.C.) se viene usando para contabilizar los años. Tal vez por el uso de los nombres del zodiaco, también se usó en relación con la adivinación y la astrología.

¿Pero qué tiene que ver esto con nuestros ciclos históricos?
Pues bien, nuestro Ciclo Corto tiene una duración aproximada de 60 años, que es prácticamente lo mismo que dura el ciclo económico de Kondrátiev, y sí, lo mismo que el ciclo sexagenario chino. Pero no queda ahí la cosa.
Si ya me sorprendí cuando vi que mi Ciclo Corto era muy similar al de Kondrátiev, de quien ni había oído hablar, imagínense mi asombro ante lo que cuento ahora.

Nótese que no se trata ya solo de coincidir en la duración del ciclo, sino en cuando comienza y cuando acaba.
Nuestro Ciclo Corto cuadra a la perfección con la duración, inicio, y fin de los de Kondrátiev, sin llegar a ser el mismo.
Pero lo asombroso es que también encaja exactamente con el milenario ciclo sexagenario chino.
En el “Boletín de Estudios Económicos” apareció en 2004 un documento titulado “La evidencia de los ciclos temporales en los mercados financieros”, escrito por Ramón Jesús Ruiz Martínez y Antonio de la Torre Gallegos (Universidad de Sevilla).
En este interesante estudio, se hablaba de los ciclos de Kondrátiev, de unos 60 años, en el mercado bursátil americano. Citando del Dow Jones y con complejas gráficas, se muestra que un ciclo económico se inició en 1932 (tras la crisis del 1929) y terminó con el crack de 1987.
Siguiendo esa dinámica, el ciclo actual, que se inició en 1987, debe terminar sobre el 2041.

¿Qué nos dicen sobre estos números nuestro Ciclo Sexagenario chino?
Según esta manera milenaria de contar el tiempo, el ciclo de sesenta años en el que nos hallamos inmersos ¡comenzó en 1984 y finalizará en 2044!.
¿Pudo un señor chino, o sumerio, de hace 4.000 años, sin más ayuda que la de contar con los dedos, avanzarse con tanta exactitud al definir la duración de los ciclos de la historia?
No es cuento chino. Ni sumerio tampoco. Se llama “ciclo sexagenario”, o “ciclo de Kondrátiev”, y para nosotros, “Ciclo Corto”.

JOB FLORES FERNÁNDEZ 2016 ©                                           ADNHISTORIADELARTE.COM

LA REBELIÓN DE LOS BÁTAVOS

 

julius civilis copia

LA REBELIÓN DE LOS BÁTAVOS

«La conspiración de los bátavos bajo Claudio Civilis» es el título del cuadro de mayor tamaño de Rembrandt, pintado hacia 1661. Descubramos el significado de esta intrigante obra y su paralelo histórico moderno.

 

JULIO CIVILIS
El año 69 de nuestra era trajo profundas convulsiones al Imperio Romano: el fin de la dinastía de los Julios-Claudios, la conquista de Jerusalén, y la rebelión de Julio Civilis.

Los bátavos eran un pueblo germánico que habitaba en lo que hoy es Holanda, (antes llamada «Batavia»). Aprovechando el momento generalizado de confusión y guerras que vivía el Imperio en los años 69-70 d.C; encabezaron una fallida revolución al mando del bátavo romanizado Julio Civilis.

Los insurrectos consiguieron en principio numerosas victorias contra Roma. Pero las divisiones internas y el envío de un poderoso ejército por parte del emperador Vespasiano, acabó intimidando a los rebeldes, que de nuevo se sometieron al Imperio. Julio Civilis fue encarcelado varias veces bajo el cargo de rebelión, aunque finalmente fue liberado. Es cierto que la revolución no dio el resultado esperado, pero Julio Civilis obtuvo de Roma ventajas sociales para su pueblo una vez finalizado conflicto.

Julio Civilis es recordado hoy como un héroe nacional en Holanda, al grado que Vercingétorix lo es en Francia, Viriato en España y Portugal, Buodica en Inglaterra o Arminio en Alemania. ¿Tendrá Julio Civilis un doble moderno?

 

PIETER JELLES TROELSTRA
Los años 69-70 d.C. corren paralelos en nuestro método a los de la I Guerra Mundial (1914-1918).
Es en ese momento, y en Holanda, donde debemos buscar al doble de Julio Civilis.
Nuestro personaje en este caso, se llama Pieter Jelles Troelstra (1860-1930).
Troelstra es un conocido líder socialista holandés que participó en fundar el SDAP, o Partido Obrero Socialdemócrata en su país.

Pero lo más llamativo de Troelstra, lo cual lo asemeja más a Julio Civilis, fue la rebelión fallida que encabezó en 1918. Se la llama «Semana Roja Holandesa» o también, «el error de Troelstra».
Y es que tras la revolución rusa de 1917, y la alemana de 1918-1919, Pieter Jelles proclamó una revolución socialista en Holanda en 1918. Este grito revolucionario, fue una canalización popular del sufrimiento, el hambre y las epidemias causados por la Gran Guerra.
De hecho, antes de la rebelión roja, ya un destacamento militar había comenzado una revuelta. Esto dió a pensar a Troelstra que era el momento propicio para instigar una revolución a escala nacional.

Pero Troelstra cometió un error, y es que la rebelión pilló por sorpresa a sus desconcertados seguidores. Estos no esperaban una acción semejante por parte de su líder, ni tampoco llegaron a un claro acuerdo al respecto.

Sin embargo, el gobierno reaccionó de inmediato enviando tropas a las principales ciudades. Eso fue como medida de precaución ante la amenaza de un inminente golpe de estado, que realmente nunca se produjo.

Aunque este acto hizo que el Partido Obrero fuera visto con recelo durante bastante tiempo, los gobernantes rapidamente iniciaron una serie de reformas sociales, por temor a que una rebelión así volviera a producirse.
Troelstra luchó principalmente por el sufragio universal en Holanda, y este finalmente se consiguió en 1917 para los hombres (en la llamada «Pacificación de 1917») y en 1919 para las mujeres.
Por eso, Troelstra, como Julio Civilis, es tenido como un personaje inspirador para los holandeses en lo referido a la lucha por los derechos civiles. Hasta el día de hoy, sus partidarios aún celebran el Día Interancional de los Trabajadores a los pies de su estatua.

adnhistoriadelarte.com                                    Job Flores Fernández (c) 2016

RIOTINTO: LOS ROMANOS VUELVEN A LA MINA.

riotinto copia

RIOTINTO: LOS ROMANOS VUELVEN A LA MINA.

El municipio español de Minas de Riotinto (Huelva) es conocido, tanto por sus yacimientos mineros, como por el color rojizo del río Tinto, al que debe su nombre. Sus ácidas aguas obtuvieron fama mundial cuando fueron elegidas por la NASA para simular las condiciones extremas del planeta Marte.
Pero lo que hoy analizamos es un fragmento de su historia, que es tan cíclica, como el inmenso círculo (de unos 1.000 metros de diámetro) que dibuja su mina más famosa. Hablamos de la Corta Atalaya, la mayor explotación minera a cielo abierto de toda Europa.

RIOTINTO ROMANO

Aunque pueblos anteriores comenzaron a explotar las minas de Riotinto, fueron los romanos los que más hondas cicatrices abrieron en las tierras onubenses.

Los romanos dejaron unos 15 millones toneladas de escoria, y hasta una treintena de norias para el drenaje de las minas. Estos restos, son una muestra del éxito romano en la extracción del mineral.
A estas novedosas tecnologías, hay que sumar la construcción o mejoramiento de las vías para su transporte. Una muy conocida es la que unía el puerto de Onuba (Huelva) con Urium (Minas de Riotinto).

La ocupación romana se produjo poco después de la cartaginesa. Al principio la República controlaba la explotación de las minas, pero con el Imperio, esta corre a cargo de emprendedores privados. Desde el siglo I a.C. hay restos de unos 20 hornos, talleres y edificaciones industriales de solida construcción.

Por los restos encontrados, se percibe el alto nivel de vida de la clase dirigente romana de aquellas explotaciones. Muy distintas no obstante, eran las condiciones en las que vivían sus trabajadores.
Plinio afirma que 20.000 criminales trabajaban en la Bética (sur de España) de los cuales unos 10.000 lo harían en las minas de Riotinto. Por el tamaño de algunas galerías, vemos que la mano de obra infantil también fue utilizada.

Las minas estarían en funcionamiento mientras existió el Imperio Romano, pero al parecer, fueron poco explotadas y hasta abandonadas durante la Edad Media y la ocupación islámica.

RIOTINTO INGLÉS

No es hasta el siglo XVI cuando de nuevo tenemos noticia fiables de las minas.
En 1725 se permite la explotación a un emprendedor sueco durante 30 años. Luego vuelve a manos del Estado, pero la explotación de la mina decae, entro otras cosas, por el elevado coste del transporte del mineral hasta el puerto de Huelva. Pero ya llegarían de nuevo los «romanos», con su nuevas tecnologías, a solucionar estos problemas.

Según nuestro método, el siglo I a.C. es paralelo al siglo XIX d.C. Y sería en este momento, cuando las minas adquirirían un renombre mundial con la llegada de los colonos del Imperio Británico.
En 1873, el gobierno de la I República española, deja las minas en manos privadas inglesas. El precio de la venta fue de 9.000.000 de pesetas, que salvaron al gobierno español de la bancarrota. Los ingleses de la RTC (Rio Tinto Company Limited) explotarían estas minas hasta 1954.
El éxito de la empresa fue rotundo, pues para 1884, Riotinto era tenido como «el mayor centro minero del mundo».
Además de mejoras tecnológicas en la extracción del mineral, los ingleses agilizan su transporte creando la línea de ferrocarril desde Riotinto a Huelva. El famoso «Muelle del Tinto» es el empleado por la empresa para embarcar el mineral.
No hace falta indicar, que el trazado ferroviario sería muy parecido al de la calzada romana que, 2.000 años antes, unía igualmente la mina de Urium (Riotinto) con el puerto de Onuba (Huelva).

La arquitectura dejada por los ingleses, es muestra del alto nivel de vida de los dirigentes de las minas. En Huelva, vemos la impronta británica especialmente en la «Casa Colón» (antes un hotel), y en el barrio obrero «Reina Victoria». En Riotinto, contamos con el barrio inglés de «Bella Vista» y numerosas construcciones entorno al yacimiento minero. Hasta las tejas planas de estas edificaciones victorianas, recuerdan más a las «tégulas» de las cubiertas romanas, que a las tejas árabes o andaluzas, propias de las techumbres locales.
La presencia inglesa, hizo de la provincia onubense el primer lugar de España donde se jugó y se crearon equipos de «football», como el aún vigente «Real Club Recreativo de Huelva» (antes, «Huelva Recreation Club»).
La clase obrera, en cambio, vivía en condiciones pésimas y a menudo se empleó la mano de obra infantil. En ocasiones se formaron huelgas y protestas, algunas duramente reprimidas a disparos. Es curioso que hasta el número de empleados coincide con el de la época romana, pues se afirma que para 1888, «el año de los tiros», había también unos 10.000 trabajadores en las minas.
Como remate de tanto paralelismo, simplemente citar un curioso hallazgo. En 1886, cerca del pozo 9b en el Filón Norte, los ingleses encuentran la primera de las norias que habían estado sepultadas en las minas desde la época romana. En la foto central de las mostradas en este artículo, podemos ver el momento de su descubrimiento.
Y es que la historia es cíclica, es tan redonda como las enormes norias romanas o como las ruedas que giran en lo alto de los malacates ingleses, qué más da. El patrón de tiempo fijado por nuestro método, una vez más, se cumple. Y justo al debido tiempo, los nuevos «romanos» rescatan de las entrañas de la tierra sus útiles olvidados, simplemente para continuar la misma labor que sus ancestros habían abandonado miles de años atrás.

Adnhistoriadelarte.com                                                       Job Flores Fernández (c) 2015

Bibliografía:
http://www.elmundo.es/magazine/2001/101/999255169.html. RIOTINTO, LA COLONIA DE LA VERGÜENZA
http://huelvapedia.wikanda.es/wiki/Norias_romanas_de_Minas_de_Riotinto
http://cminfoturismo.webcindario.com/reportajeroma1.htm

FARISEOS EN PARALELO

fariseos copia

FARISEOS EN PARALELO

Para muchos lectores, los términos «fariseo» o «farisaico» tal vez no sean más que un sinónimo de «hipócrita» o de «hipocresía». Sin embargo, si comprendiéramos el origen y la razón de ser de este grupo religioso judío, tal vez nuestro juicio sobre él sería más equilibrado.
Como veremos, nuestro método de historia cíclica nos será de excepcional ayuda para entender en profundidad las claves de esta comunidad religiosa judía.

LOS HASIDIM

La destrucción de Jerusalén y el destierro en Babilonia, marcó un antes y un después en la historia del judaísmo.
Por primera vez desde los tiempos de Moisés, los judíos comenzaron a adorar sin la necesidad de sacerdotes, ni de templos, ni de acudir a un santuario ubicado en un lugar concreto.
La religión comenzó a abandonar el ritual y a centrarse en la oración, el estudio y las obras piadosas.

Al amparo de los profetas, comienza a surgir una nueva clase de religiosos. No es necesario ya pertenecer a un linaje sacerdotal, ni ser «hijo de» para pertenecer a ella: simplemente, basta ser un judío devoto y conocer en profundidad la Ley. Hablamos de los «hasideos» o «asideos», del hebreo «jasidim» (piadosos). Sabemos de su existencia desde el tiempo de Judas Macabeo, a quien en un primer momento apoyaron.

Este grupo surgió por tanto como reacción al proceso de «helenización» de la sociedad judía. Muchos compatriotas se estaban dejando llevar por el modo de vida occidental de sus gobernadores griegos, especialmente los judíos de clase alta. Los hasidim se oponían ferozmente a esta nueva manera de vivir y por eso guardaron con celo las normas de la Ley de Moisés. Recordemos que nos hallamos en torno al 150 a.C.

LOS PERUSHIM

Rondamos ahora el año 130 a.C., y un nuevo grupo surge a la palestra: los «fariseos», del hebreo «perushim» (separados). Muchos concuerdan en que son los herederos de los que antes llamábamos hasidim.
Aunque estos grupos en principio apoyaron a los Macabeos en su revuelta contra los gobernadores griegos, al poco se desilusionaron. Esto fue debido a que, una vez en el poder, los líderes judíos comenzaron a portarse tan indecentemente como los anteriores gobernantes helenos. Los judíos más devotos, no entendían tampoco que un rey pudiera ser al mismo tiempo Sumo Sacerdote, como los paganos gentiles.
El resultado es que efectivamente los más «piadosos», se «separaron» de estos judíos helenizados, soportando una cruel persecución.
Los fariseos, eran ampliamente admirados por el pueblo debido a sus actos de piedad, y acabaron adueñándose de la nueva manera de adorar entorno, no ya del Templo, sino de la sinagoga. En su afán reformista, aceptaron como inspirado por Dios todo el Tanaj (Biblia Hebrea), la Torá o Ley Oral, y la creencia en los ángeles y en la resurrección. Recordemos que otros grupos como los saduceos (relacionados con la casta sacerdotal y el Templo), rechazaban todo esto, y no creían más que en la Torá o Ley Escrita y la vida presente.

Llegando ya al siglo I a.C., hallamos a los fariseos separados, valga la redundancia, en dos grupos.
Unos pertenecían a la «Bet Shamai» o «Escuela de Shamai» (50 a.C.-30 d.C.) que propugnaba una visión más conservadora y rígida de los asuntos religiosos.
Otros en cambio, apoyaban la «Bet Hilel» (la Escuela de Hilel), llamado «el Sabio» o «el Anciano» (70 a.C.-10 a.C.) Este eminente rabino promovía un estilo de judaísmo «progresista» o «liberal» a la hora de explicar la Ley. Puso todo el peso de la interpretación en la moral, la piedad y las buenas obras. Tras la destrucción del Templo en el 70 E.C., fue esta escuela la que prevaleció.
Hilel sería el maestro de Gamaliel y este a su vez, del antes fariseo, apostol cristiano Pablo.

Una anécdota curiosa recoge la diferencia de caracteres entre Hilel y Shamai. Se cuenta que un gentil afirmó que se convertiría al judaismo si se le resumía sus enseñanzas fundamentales «brevemente» (literalmente dijo, «en el tiempo que soy capaz de sostenerse sobre un solo pié»). Mientras Shamai lo rechazó con desprecio, Hilel le dijo: “no hagas a tu prójimo lo que no deseas que te hagan a ti, el resto son todos comentarios, ve y estúdialos”. (Shabat 31a)

La pregunta que ahora nos atañe es ¿tendrán estos personajes y movimientos judíos un paralelo moderno? ¿Qué nos revela nuestro método sobre ellos?

LOS HASIDIM

Justo en paralelo a la rebelión de Judas Macabeo y los «hasidim» contra los griegos, un nuevo judío de similares intenciones aparece en la historia. Se llamaba «Judas he Hasid Segal ha-Levi» (1660-1700). Su sobrenombre nos es familiar: «He Hasid», es decir «el piadoso». Este predicador judío polaco consiguió que unos 1.500 seguidores llamados, como no, «hasidim», realizaran un de las primeras migraciones a Jerusalén (llamadas «aliyah» o «subida»). Fueron ellos los que construyeron la primera gran sinagoga moderna, llamada «Hurva» (Su nombre completo fue «Hurvat Rabbi Yehudah he-Hasid», o «del Rabino Judas el Piadoso»). Se puede leer más sobre estas fechas en nuestro artículo «Los Macabeos del Yemen».

Con el devenir del tiempo, otro movimiento también llamado «hasidim» o «jasidim» acabaría llevando esta denominación hasta nuestros días. En esta ocasión, hablamos del grupo fundado por el rabino Baal Sem Tov, o «Señor del Buen Nombre» (1698-1760). Fue este religioso ucraniano el ideólogo de lo que hoy conocemos como judaísmo jasídico.

LOS PERUSHIM

Del mismo modo que los hasidim, los perushim o fariseos también volvieron a aparecer en la historia a su debido tiempo. Viendo su paralelo moderno, tal vez podamos comprender lo que realmente ocurrió hace unos 2000 años con estos grupos.
Ante el éxito y el cariz místico que tomaron los jasidim tras las reformas de Baal Sem Tov, un número notable de judíos se opuso a ellos. Se les llamó los «mitnagdíes» (oponentes). Su líder se llamó Gaón (1720-1797), y era de Vilna (Lituania), la llamada «Jerusalén del Norte».
¿Cómo se llamó a los seguidores de Gaón? «Perushim», si, exactamente igual que los fariseos de la antigüedad, y surgen exactamente en el mismo momento paralelo de la historia.
Estos modernos fariseos, junto a sus oponentes jasidim forman lo que hoy llamamos judaísmo ultraortodoxo o jaredí (literalmente, «los que temen a Dios»).

Pero si recordamos, de aquel fariseísmo del siglo I a.C. Surgieron dos escuelas principales: la conservadora (Bet Shamai) y la liberal (Bet Hilel). ¿Pasó algo similar en nuestro tiempo?
Si aplicamos nuestro método a las fechas de las vidas de Hilel (70a.C.-10 a.C.) y Shamai (50 a.C.-30 d.C.), obtenemos que sus paralelos vivieron aproximadamente entre el 1780-1850 d.C. (Hilel) y entre 1800-1870 d.C.(Shamai)
Y efectivamente, nuestro Hilel actual se llamará Abraham Geiger (1810 – 1874), el «padre del reformismo moderno». El rabino alemán Geiger fue el ideólogo del llamado «Judaísmo Reformista», «Progresista» o «Liberal». Algunos incluso consideran al antiguo líder de los perushim, Gaon de Vilna, un claro precursor de esta tendencia.
Sin embargo, al mismo tiempo que el Judaísmo Reformista, surgía un movimiento opuesto: el llamado «Judaísmo Conservador». El padre de estos judíos moderados será Zacharias Frankel (1801-1875), un famoso rabino de Bohemia.

Como resultado, la religión judía quedó de nuevo dividida en tres ramas fundamentales: Ortodoxa (y ultraortodoxa o jaredí), Conservadora, y Reformista.
Como hace 2000 años, fue el choque con la cultura occidental, lo que obligó a cambiar a esta religión milenaria. En la Antigüedad, al pensamiento de Occidente se le llamó «helenismo» (etimológicamente, de «antorcha» o «luz brillante»). En la época moderna, los judíos llamaron al influjo cultural occidental «Haskalá» (que significa «ilustración», o «iluminismo», similar a la expresión «Siglo de las Luces».)

Frente a la nueva manera de pensar y la modernidad de Europa, solo les quedó tres formas de actuar: rechazarla, adoptarla, o tomar una posición intermedia. Como antiguamente, y según las encuestas en Estados Unidos, la Reformada es la opción mayoritaria, seguida de la Conservadora y por último la Ortodoxa.

Y para concluir este artículo en concreto, que mejor manera, que citando unos versos del Tanaj o Biblia Hebrea. Aunque se escribieron desde un punto de vista religioso y muy general (distinto al enfoque centífico y concreto de nuestro método),  parecen describir muy bien los ciclos naturales de la historia, en este caso, de la judía:
«Lo que ya ha acontecido volverá a acontecer;
lo que ya se ha hecho se volverá a hacer
¡y no hay nada nuevo bajo el sol!»
«Lo que ahora existe, ya existía;
y lo que ha de existir, existe ya.
Dios hace que la historia se repita».
Eclesiastés 1:9; 3:15 (NBD)

ADNHISTORIADELARTE.COM    JOB FLORES FERNÁNDEZ (C) 2015

¡Y LOS MISMOS, LOS MISMOS POETAS!

HORACIO copia

¡Y LOS MISMOS, LOS MISMOS POETAS!
¿Es cíclica la poesía? Tanto como los poetas que la componen y las circunstancias que les rodean.
Hoy analizamos dos poetas paralelos según nuestro método: Horacio, y Moratín.

HORACIO
Quinto Horacio Flaco (65 a.C.-8 a.C.) es uno de los poetas más conocidos de la antigua Roma.
Destacó por su poesía lírica y satírica en latín.

Nacido en una familia acomodada al sur de lo que hoy es Italia, viajo a Roma y a la Academia de Atenas para formarse. Luchó junto a los enemigos de Octavio a la muerte de Julio César, y tuvo que huir para salvar su vida cuando su bando perdió la guerra. Sus propiedades fueron confiscadas, y solo pudo volver a Roma cuando Octavio declaró una amnistía. Trabajó como secretario de un cuestor o magistrado romano. Con el tiempo se ganó el respeto de los círculos literarios romanos, en los que participaban autores de la talla de Virgilio o Lucio Vario Rufo. Estos lo presentaron al famoso Cayo Mecenas, hombre de confianza de Octavio que dio origen a los términos «mecenas» y «mecenazgo». Haciendo alusión a lo que luego significaría su apellido, le regaló a Horacio una finca donde pudo escribir sus obras.

En cuanto a su producción, esta se resume en las siguientes colecciones principales:
Sátiras. Composiciones de carácter moralizante y crítica social, como los epodos griegos.
Odas. Cantos considerados la cumbre de la poesía latina.
Epístolas. Obras a modo de cartas donde se recogen reflexiones morales y filosóficas.

¿Podrá nuestro método de establecer paralelismos históricos ayudarnos a hallar a un poeta similar?

MORATÍN
Según nuestro patrón de tiempo fijo que usamos en todos los artículos, el paralelo de Horacio debió vivir entre el 1780 y 1840 aproximadamente.
Y encontramos entre esas fechas, entre otros, a Leandro Fernández de Moratín (1760-1828).
Juzguen ustedes mismos el parecido.

Moratín nació en Madrid en el seno de una familia acomodada. Fue enviado a formarse a la Universidad de Valladolid. Ya con 19 años comenzó a cosechar éxitos en los concursos promovidos por la Academia. En calidad de secretario de un conde, viaja a París y otras capitales europeas, lo que le ayudó mucho en su formación. Fue beneficiario de los apoyos de Floridablanca y Godoy. Cuando Napoleón ocupó España, se unió al bando de los franceses. Obtuvo del rey José I Bonaparte, hermano del emperador, el puesto bibliotecario mayor en la Real Biblioteca española.

Si recordamos, hace tiempo publicamos en esta página un artículo titulado «Julio César, es decir, Napoleón Bonaparte». En esa ocasión, establecimos a Napoleón como paralelo moderno de Julio César. Y como le pasó a Horacio a la muerte de César, cuando Napoleón y sus ejércitos perdieron la guerra, Moratín tuvo que huir a Valencia, Peñíscola y Barcelona para proteger su vida.
Aunque no se presentaron cargos contra él, decidió huir a París donde moriría. De paso por Burdeos, conoció a otro exiliado: Goya, que le realiza el retrato que vemos en la imagen.

Más allá de su biografía, son sus obras las que delatan al doble de Horacio. Vean ustedes mismos algunas de ellas:

Traducciones de Horacio. En el artículo de Wikipedia sobre Moratín dice literalmente: «En la traducción de nueve odas de Horacio, lo que más sorprende, (…) es la identidad entre el pensamiento del poeta latino y el de Moratín en la visión de las cosas humanas: concordancia cuya sugestión se acrecienta por la diferencia de expresión entre la solemne compostura horaciana y la ligereza dieciochesca de Moratín. Horacio se halla presente, pero se advierte que es un Horacio transferido a un ambiente castellano muy distinto (…)».

Sátiras contra los vicios. En las que carga contra los excesos del barroco y anima a los poetas a aprender, como no, de Horacio.

Odas. De ellas se dicen, en la citada referencia, que son «uno de los resultados más felices de la imitación de Horacio en España».

Epístolas. Nueve cartas dirigidas a distintas personalidades. Una de ellas, copiando a Horacio, la dirige «a un ministro, sobre la utilidad de la historia».

¡Y LOS MISMOS, LOS MISMOS POETAS!
Como se puede ver, ni la poesía escapa a los repetitivos ciclos de la historia. Los propios poetas son conscientes de ello. Y como muestra, terminamos con un poema de León Felipe, que me ha pasado recientemente una buena amiga, y a quien se debe este artículo. Se titula «¡Qué pena!», y dice así:

¡Qué pena si este camino fuera de muchas leguas
y siempre se repitieran
los mismos pueblos, las mismas ventas,
los mismos rebaños, las mismas recuas!

¡Qué pena si esta vida tuviera
– esta vida nuestra-
mil años de existencia!
¿Quién la haría hasta el fin llevadera?
¿Quién la soportaría toda sin protesta?
¿Quién lee diez siglos en Historia y no la cierra
al ver las mismas cosas siempre con distinta fecha?
Los mismos hombres, las mismas guerras,
los mismos tiranos, las mismas cadenas,
los mismos farsantes, las mismas sectas
¡y los mismos, los mismos poetas!

¡Qué pena,
que sea así todo siempre, siempre de la misma manera!

Adnhistoriadelarte.com                                                   Job Flores Fernández (c) 2015

EL SIGLO DE PERICLES ¿O EL DE ANTONIO?

pericles

EL SIGLO DE PERICLES ¿O EL DE ANTONIO?

El siglo de Pericles en el gobierno de Atenas, marcó un antes y un después en el arte occidental. A partir de ese momento de esplendor, nada sería lo mismo. ¿Volvería el arte clásico a renacer en Atenas, tras un largo y oscuro medievo?

El siglo de Pericles

Atenas, la ciudad donde nació el arte clásico occidental, se hallaba bajo la amenaza persa. Esa era la situación desde que el sha o monarca persa Ciro II, fundador del imperio persa, sometió a las ciudades griegas de Jonia en el año 547 a.C.
Pero los griegos se resistieron, comenzando una revuelta contra el invasor con la ayuda de Atenas. El resultado serían las conocidas «Guerras Médicas», habidas entre griegos y persas.

Cuenta Herodoto, que el hijo de Ciro II, Dario I, rogaba a su dios por la victoria: «¡Oh, Ormuz, dame ocasión de vengarme de los atenienses!»; e incluso pidió a sus siervos que cada vez que se sentara a la mesa, le repitieran tres veces: «¡Señor, acordaos de los atenienses!».

Ocasión de venganza tendría el hijo de Dario I, Jerjes I, que saqueó e incendió la acrópolis de Atenas en el 480 a.C. Esto no fue, sino un ejemplo más de la barbarie persa.
De hecho, el término «bárbaro», fue inventado por los griegos para referirse a los persas. «Bárbaro» en griego, se decía «bárbaros», tal cual. El vocablo se refiere a cualquier extranjero, pero en concreto a los persas, cuya habla ininteligible sonaba a los griegos como el sonido «bar, bar bar…». Algo así como el «bla, bla, bla…» con el que hoy describimos una conversación que no entendemos o no nos interesa.
El matiz peyorativo del término, describe a personas fieras, rudas, incultas, toscas, y a menudo a sociedades regidas por regímenes autocráticos y dictatoriales.

Tras las guerras médicas, el verdadero momento triunfal ateniense ocurriría bajo su strategos o líder Pericles (495-429 a.C.) Su mandato es conocido como la edad de oro del arte griego. Durante sus treinta y dos años de gobierno (461-429 a.C.) se reconstruyó el Partenón, símbolo de la transición entre el arte arcaico y el clásico.
Del mismo modo, escultores de la talla de Policleto, Mirón y Fidias, dotaron a las figuras de movimiento e individualidad. El rígido y despersonalizado arte arcaico había finalizado. Comenzaba una nueva etapa de esplendor para occidente: el arte clásico. Este regiría unos 1.000 años, hasta que nuevos bárbaros lo anularían, haciendo caer a Roma en el 476 d.C. Pero tras otros casi 1.000 años de arte «bárbaro/gótico» o «arcaico/medieval», el arte clásico renacería: veamos como.

El siglo de Antonio

Es curioso, que el término «Edad Media» en Grecia, se refiera a dos periodos:
a) A la Edad Oscura, es decir, el milenio anterior al siglo de Pericles y al arte clásico.
b) A los mil años aproximadamente que van desde la caída de Roma al Renacimiento o volver del arte clásico en el siglo XV.
Es de esta segunda etapa de la que hablamos ahora, en paralelo a la anterior.

Durante la Edad Media europea, Atenas sufrió pillajes e invasiones. Cuando apenas comenzó a mejorar sus situación, duramente fue castigada por lo «nuevos persas».
Según nuestro método, la fecha exacta de la conquista persa de Grecia en el siglo VI a.C., coincide concretamente con los inicios del siglo XIV d.C. En esta época, un inmenso imperio similar al de Ciro II acababa de nacer en Persia: el Ilkanato, un imperio mongol.
Sus brazos llegaban hasta la costa jonia, como el de sus antecesores. Esto era posible gracias a la «alianza bizantino-mongola» (1263), que hizo de Bizancio y del Ilkanato persa una unión sin fisuras en los planos político, militar, y hasta familiar.
De hecho, fue el emperador bizantino Andrónico II, emparentado con el gobernante persa, el que llamaría a unos mercenarios para conquistar a los nuevos «griegos»: a los turcos y a los atenienses.

Estos mercenarios eran, curiosamente, catalanes. La Gran Compañía Catalana, formada por las gentes más rústicas o «bárbaras» de aquellas tierras, los llamados «almogávares». Hay hasta quien aventura, que la «barretina» o gorro catalán es una clara copia del gorro persa que vemos en los platos griegos de época clásica.
El caso es que los nuevos persas (bizantinos, mongoles y mercenarios catalanes), no fueron menos bárbaros que los antiguos. En fechas exactamente paralelas según nuestro método, Grecia fue arrasada y sometida a todo tipo de atrocidades parecidas a las de los persas de hacía casi 2.000 años. Se la llama, la «Venganza Catalana» (1305 d.C.). Y el idioma griego quedó tan marcada por ella como por la venganza persa. En Albania, «katalan» significa: «monstruo», es decir, «bárbaro». En Bulgaria, significa «torturador, malvado». Y hasta el día de hoy, los griegos maldicen gritando: «¡ojalá te alcance la venganza catalana». Hasta hace poco, se cantaba una canción a los niños donde se pedían fuerzas para luchar «contra los perros catalanes».

Pero como la historia es cíclica, no iban los nuevos griegos a estar sometidos siempre a los nuevos persas. Exactamente en paralelo a la misma fecha que Pericles iniciaba la edad dorada de Atenas, un nuevo strategos o líder salvaría a los atenienses del siglo XV d.C.

Como bien sabemos, el arte clásico nació en Grecia en el siglo V a.C., y renació en Florencia en el siglo XV d.C. De ahí, que se llame «Renacimiento» a este arte florentino.
Pues quiso la historia que fuera un florentino quien liberara y restaurara Atenas en los inicios del siglo XV.
El elegido era, como decimos, Antonio I Acciaioli (1395-1435 d.C.) y su vida corre exactamente paralela a la de Pericles en nuestro método. Este florentino, liberó a Atenas de los brazos persas, extendidos a través de los catalanes y bizantinos. Él y sus descendientes, se harían con el Ducado de Atenas y Neopatria.
El arte clásico, de nuevo renació. Ahora exportado desde la Nueva Atenas (Florencia) a la Atenas griega. Sobre Antonio leemos, que no olvidó sus raíces artísticas florentinas, y que renovó los antiguos monumentos griegos de la acrópolis ateniense, utilizándolos como palacio. Incluso fomentó el comercio gracias a los mercaderes florentinos. Sin lugar a dudas, todo un Pericles de su tiempo.

En la Nueva Atenas, Florencia, otro «estratega» iniciaba su carrera: nada más y nada menos de Juan de Médici (1360-1429 d.C.), fundador de la familia del mismo apellido y que serían mecenas de los mejores artistas.
En ese momento, arquitectos y escultores florentinos iniciaban un nuevo estilo llamado «Renacimiento». Policleto, Fidias y Mirón hallan su paralelo en escultores como Donatello. Según nuestro método, justo en paralelo al momento en que los antiguos griegos realizaban las primeras esculturas «clásicas», Donatello esculpía las primeras obras «renacentistas» de la historia.
Policleto pondrá de moda el «contraposto», una pose en la que la figura se apoya sobre una pierna, dotando de movimiento al cuerpo. Pero sera Donatello el primero que, tras dos mil años, vuelva a usar esta pose en sus esculturas para el templo gremial Orsanmichele de Florencia.
Tal vez esta Iglesia, dedicada a la Virgen o Madonna delle Grazie, o la también florentina catedral de Santa Maria del Fiore, sean un ejemplo moderno de lo que fuera en su siglo el Partenon. Estos templos florentinos, con sus novedosas mezclas de estilos entre el gótico y el renacimiento, nos recuerdan al antiguo templo griego, dedicado a la Virgen Atenea, con su original mezcla de estilos entre el dórico y el jónico.
Esperemos que los bárbaros no vuelvan más y que podamos disfrutar de estas joyas del arte por muchos siglos.

Nota: se puede leer más sobre estos momentos cíclicos tan cruciales de la historia del arte y de la humanidad en los siguientes artículos de esta página:
– LA ESCUELA DE ATENAS ¿O L A DE FLORENCIA?
– LA BATALLA DE ISSOS ¿O LA DE CHALDIRAN?

ADNHISTORIA DEL ARTE.COM                                      JOB FLORES FERNÁNDEZ (C) 2015