ANTIGÜEDAD CLÁSICA

VERSALLES. Historia comparada y patrimonio cultural.

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Serie: Historia cíclica/ Título: VERSALLES. Historia comparada y patrimonio cultural

Autor: Job Flores Fernández (2020)

ISBN: ES 9788413267166/ Autopublicado con BoD

Características: e-book y libro físico (17×22 cm, 140 páginas, 30 ilustraciones y gráficos a color)

Disponible en las principales plataformas en línea

Enlace:

Versalles: historia comparada y patrimonio cultural

¿Qué tienen en común el palacio de Versalles, los rascacielos neoyorquinos y las pirámides de Egipto? Que todos fueron construidos en las ondulantes colinas del tiempo, donde hasta el día de hoy, son mecidos por el ritmo oscilante de los vientos de la historia.

Job Flores Fernández (Huelva, 1982) es profesor de pintura, licenciado en Bellas Artes, y máster en Patrimonio Histórico y Cultural. Desde hace más de una década, ha dedicado parte de su tiempo a buscar un método que permita explicar y memorizar la historia del arte de manera sencilla, facilitando así la interpretación de los bienes culturales ligados a ella.

En el curso de esta investigación, cree haber encontrado una serie de ciclos temporales recurrentes, estables, y combinables entre sí, que pudieran ayudar a entender no solo el carácter pendular de los estilos artísticos, sino también acontecimientos tan dispares como los grandes enfrentamientos bélicos, la reciente crisis económica, o hasta el presente conflicto catalán. Estos ciclos serían, siguiendo el símil propuesto por el gran historiador A. J. Toynbee, como las ruedas del carro sobre el que se desplaza la historia, a la que estarían haciendo avanzar a golpe de giro y repetición.

Esta breve obra, que fue presentada como Trabajo Fin de Máster y calificada de sobresaliente, recoge de manera sintética algunos de estos ciclos, que fueron definidos originalmente por el autor a través del análisis del ritmo constructivo del palacio de Versalles. Al mismo tiempo, en ella se describen una gran variedad de teorías cíclicas de otros especialistas, referidas a la historia, al clima, al cambio generacional o a la economía. Todas ellas serán empleadas para tratar de explicar, desde un enfoque amplio e interdisciplinar, los factores que influyeron en la edificación de este emblemático palacio.

Esperamos que esta investigación, que utiliza de forma metódica la comparación histórica, nos permita estudiar los bienes patrimoniales desde una nueva óptica, trayendo el viejo pasado del que fueron testigos hasta nuestro vertiginoso presente, y haciendo de su experiencia un modelo sobre el que edificar un mejor futuro. Esto es hoy más necesario que nunca, ya que como decía G. Santayana, “aquellos que no aprenden de la historia, están condenados a repetirla”.

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ÓRBITAS EN PARALELO

 

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ÓRBITAS EN PARALELO

LAS ÓRBITAS DE KEPLER

Johannes Kepler (1571-1630 EC) fue un genial matemático y astrónomo alemán que descubrió las órbitas elípticas de los planetas.
Empezó a estudiar teología, pues era un hombre de profundas creencias religiosas, criado en una familia protestante. Pero terminó estudiando astronomía, pues empezó a creer en el sistema heliocéntrico copernicano, algo nuevo para la época, ya que el resto de sus compañeros seguía creyendo en el modelo geocéntrico.

Al principio, Kepler pensó que los planetas debían moverse en circunferencias perfectas encajadas unas dentro de otras, como se venía creyendo desde la Antigüedad. Así lo expresó en su libro «Mysterium Cosmographicum» (1596), donde además dijo: «yo deseaba ser teólogo; pero ahora me doy cuenta gracias a mi esfuerzo de que Dios puede ser celebrado también por la astronomía».

En 1600 accedió a colaborar con el astrónomo imperial Tycho Brahe, que era lo mismo que acceder a la base de datos más precisa de su época sobre los astros. Allí descubre que los movimientos de los planetas no se ciñen a sus órbitas perfectas con forma de circunferencia.
Por eso, tras largos estudios, Kepler formula sus tres famosas leyes para comprender y precedir los movimientos de los astros:
1. Los planetas tienen movimientos elípticos alrededor del Sol, estando éste situado en uno de los 2 focos que contiene la elipse.
2. Las áreas barridas por los radios de los planetas son proporcionales al tiempo empleado por estos en recorrer el perímetro de dichas áreas.
3. El cuadrado de los períodos de la órbita de los planetas es proporcional al cubo de la distancia promedio al Sol.
Era el año 1609, y esto podía leerse en su Astronomia Nova.
Para él, este descubrimiento tenía un sabor agridulce, pues pensaba que la elipse era la menos perfecta de las curvas, y que comparada con el círculo, no era más que «una carreta de estiercol». Admitir que las órbitas no eran perfectas, como círculos, era admitir que los planetas tampoco lo eran. Ver la Tierra asolada por las guerras de su época, le hizo pensar que tal vez así sería. Pero en su mente siempre estuvo la pregunta de: ¿por qué elipses, pudiendo usar círculos?

Nosotros proponemos otra pregunta: ¿de donde había sacado Kepler la idea de las órbitas elípticas?

 

LAS ÓRBITAS DE APOLONIO

Usando nuestro método, su personaje paralelo debió haber vivido entre el 270 y el 200 AEC.
Y así fue. Se llamaba Apolonio de Pérgamo, «el Gran Geómetra» (262-190 AEC). Matemático y astrónomo, fue el primero en describir la elipse. De hecho, fue él quien le dio nombre junto a la parábola y la hipérbola, las tres curvas cónicas. Su trabajo se salvó del incendio de la Biblioteca de Alejandría, y de ahí toma Kepler la idea de la elipse.
¿Creó por tanto Apolonio una teoría como la de Kepler, de órbitas elípticas para los planetas?
Sí y no. Porque la historia se repite, pero también avanza. Déjenme explicarles.

En su día, se pensaba también que las órbitas eran circulares. Pero había cambios de velocidad y dirección en los planetas que no encajaban con un simple movimiento en círculo.
Entonces, Apolonio idea la teoría de los epiciclos. Etimológicamente, esto significa «sobre el círculo», y eran otras circunferencias menores que giraban sobre una circunferencia mayor.
Así, lo que no se explicaba mediante la circunferencia mayor, se hacia sobre la menor, que giraba a la par sobre la de mayor tamaño.

 

CONCLUSIÓN

Así podemos comprobar como la historia avanza a la vez que se repite.
Apolonio supero la simplicidad de las órbitas circulares añadiendo órbitas secundarias para explicar otros fenómenos, y descubrió una nueva figura geométrica, la elipse.
A los casi 2.000 años, Kepler cuestiona las órbitas circulares de su día, como hiciera Apolonio, y usa la elipse como modelo para explicar el movimiento de los planetas.

Que alegría le daría a Kepler saber que hoy, se confirma que los planetas no siguen órbitas «imperfectas» como la elipse, sino más perfectas que el círculo.
Así es, pues Albert Einstein demuestra que en realidad, los planetas se mueven en línea recta. Esto se explica por la Teoría de la Relatividad, y la recta es aún más simple que el círculo.

Solo una duda me queda. ¿Se demostrará en el futuro que nuestros ciclos del tiempo no son círculos, sino elipses? ¿O tal vez líneas rectas?

ADNHISTORIADELARTE.COM                                      JOB FLORES FERNÁNDEZ (C) 2016

NAVEGANTES EN PARALELO

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NAVEGANTES EN PARALELO

La era de los descubrimientos se inicia en la península ibérica en el siglo XV, y con ella dará comienzo la época dorada de los grandes imperios sureños: el Imperio Portugués y el Imperio Español. ¿Habrá algún precedente para esta época de bonanza ibérica?

NAVEGANTES CARTAGINESES

En un artículo anterior, comparamos las guerras púnicas (entre cartagineses y romanos) con las habidas entre España e Inglaterra por la supremacía de los mares.

Así, que siguiendo el método, habrá que ir a la historia cartaginesa en busca de los precedentes de la «era de los descubrimientos» de la época moderna.

Cartago llegó a un momento de esplendor bajo el general que fundaría una nueva dinastía: Aníbal Magón (-406 AEC), nieto de Amílcar Magón. Lanzó además una campaña victoriosa en Sicilia contra los griegos hacia el 409 AEC. En su época se cree que además:

– Se fundaron nuevas colonias en el norte de África, exactamente en Túnez.

– Se sufragó el viaje de Hannón el Navegante. Noticias de este Periplo de Hannón, la tenemos en los escritos de Plinio El Viejo, donde se narra el viaje de exploración del marinero púnico alrededor de la costa africana. Se cree o bien que llegó al extremo occidental de África, o hasta algún punto del África Ecuatorial, pues se habla de selvas y «gorilas».

– Otro viajero, Himilcón, llega hasta las Islas Británicas, buscando probablemente comprar estaño para fabricar bronce y otros valiosos metales a cambio de sal y manufacturas. Himilcón presentó una imagen aterradora de su viaje, lleno de algas y monstruos marinos, tal vez para disuadir a la competencia griega y romana de seguir sus rutas.

Herodoto (480-450 AEC) nos cuenta como serían más o menos las tácticas de estos comerciantes:

«Los cartagineses nos dicen que comercian con una raza de hombres que viven en una parte de Libia más allá de las Columnas de Hércules. Al llegar a este país, descargan sus productos, que colocan ordenadamente a lo largo de la playa, y después, regresando a sus barcos, hacen una señal de humo. Al ver el humo, los nativos bajan a la playa, y dejan en el suelo una cierta cantidad de oro a cambio de las mercancías, y se van otra vez a una distancia. Los cartagineses luego bajan a tierra y echan un vistazo al oro; y si piensan que presenta un precio justo por sus productos, lo recogen y se van; si, por el contrario, parece demasiado poco, van de nuevo a bordo y esperan, y los nativos vienen y añaden oro hasta que están satisfechos». (Historias 4.196)

NAVEGANTES PORTUGUESES

La epopeya de los descubrimientos comenzó en la época moderna en un período exactamente paralelo al siglo V AEC según nuestro método: el siglo XV EC.

Juan I de Avis (1357-1433), primer rey de dicha dinastía, viviría el éxito de las siguientes expediciones portuguesas:

– La conquista de Ceuta (1415) en el norte de África.

– Los viajes de Enrique el Navegante (1394-1460) que llegaron hasta Guinea-Bisau (1446), y darían inicio a la posterior circunnavegación de África.

– Otro viajero, llamado João Vaz Corte Real (1420-1496 EC), fue enviado por el rey de Portugal a Dinamarca, para encabezar una expedición más hallá de Groenlandia en 1470. Él descubrió las costas de Canadá, la Terra Nova, que el llamó «A Terra dos Bacalhaus» (Tierra de los Bacalaos) Todas estas expediciones las mantuvieron en secreto por su valor comercial, pero efectivamente, pisaron tierra americana antes que Cristobal Colón (1492 EC).

EL FIN DE LOS NAVEGANTES CARTAGINESES E IBÉRICOS

En Portugal, las expediciones y la pesca del bacalao empezaron a caer en desgracia desde su unión con España, pues la mayoría de sus barcos se emplearon ahora para las guerras, como la de la famosa «Armada Invencible» contra Inglaterra. Los piratas ingleses, como sir Francis Drake, harían muy difícil la pesca del bacalao y las exploraciones para los portugueses.

Y en el caso de España, ya vimos que sus descubrimientos americanos también le fueron en parte arrebatados por los ingleses.

Si queremos hacernos una idea de los que esto significó para los imperios ibéricos, solo hay que viajar al pasado con nuestro método y ver la situación paralela a la que se enfrentaron nuestros dobles, los navegantes y descubridores cartagineses.

No hay que tener mucha imaginación para ver a un Francis Drake » a lo romano», persiguiendo a un barco cartaginés cargado de oro y tratando de llegar a Cádiz, la Gadir cartaginesa.

Esto es exactamente lo que pasaba, como veremos en el texto a continuación:

Las islas Kassiterides (al parecer, las Islas Británicas) son en número de diez, todas ellas muy cercanas entre sí y situadas hacia el norte del Puerto de los Artabroi, en plena mar(…) Viven, en general, del producto de sus ganados, a la manera de los pueblos nómadas. Tienen metales de estaño y plomo, y los cambian, así como las pieles de sus bestias, por cerámica, sal y utensilios de bronce que les llevan los mercaderes.

En un principio este comercio era explotado únicamente por los cartagineses desde Gadeira (Cádiz), quienes ocultaban a los demás las rutas que conducía a estas islas. Cierto navegante, viéndose seguido por los romanos, que pretendían conoce la ruta de estos emporios, varó voluntariamente por celo nacional en un bajo fondo, donde sabía que habrían de seguirle los romanos, pero habiendo logrado salvarse él de este naufragio general, le fueron indemnizadas por el Estado las mercancías que perdió. Pero los romanos, a fuerza de numerosos intentos, acabaron por descubrir la ruta de estas islas”.

(A. García Bellido, España y los españoles hace dos mil años según la «Geografía» de Strabon. Madrid 1968 pags 202-204)

ADNHISTORIADELARTE.COM                                                   JOB FLORES FERNÁNDEZ, 2016 (C)

LA REBELIÓN DE LOS BÁTAVOS

 

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LA REBELIÓN DE LOS BÁTAVOS

«La conspiración de los bátavos bajo Claudio Civilis» es el título del cuadro de mayor tamaño de Rembrandt, pintado hacia 1661. Descubramos el significado de esta intrigante obra y su paralelo histórico moderno.

 

JULIO CIVILIS
El año 69 de nuestra era trajo profundas convulsiones al Imperio Romano: el fin de la dinastía de los Julios-Claudios, la conquista de Jerusalén, y la rebelión de Julio Civilis.

Los bátavos eran un pueblo germánico que habitaba en lo que hoy es Holanda, (antes llamada «Batavia»). Aprovechando el momento generalizado de confusión y guerras que vivía el Imperio en los años 69-70 d.C; encabezaron una fallida revolución al mando del bátavo romanizado Julio Civilis.

Los insurrectos consiguieron en principio numerosas victorias contra Roma. Pero las divisiones internas y el envío de un poderoso ejército por parte del emperador Vespasiano, acabó intimidando a los rebeldes, que de nuevo se sometieron al Imperio. Julio Civilis fue encarcelado varias veces bajo el cargo de rebelión, aunque finalmente fue liberado. Es cierto que la revolución no dio el resultado esperado, pero Julio Civilis obtuvo de Roma ventajas sociales para su pueblo una vez finalizado conflicto.

Julio Civilis es recordado hoy como un héroe nacional en Holanda, al grado que Vercingétorix lo es en Francia, Viriato en España y Portugal, Buodica en Inglaterra o Arminio en Alemania. ¿Tendrá Julio Civilis un doble moderno?

 

PIETER JELLES TROELSTRA
Los años 69-70 d.C. corren paralelos en nuestro método a los de la I Guerra Mundial (1914-1918).
Es en ese momento, y en Holanda, donde debemos buscar al doble de Julio Civilis.
Nuestro personaje en este caso, se llama Pieter Jelles Troelstra (1860-1930).
Troelstra es un conocido líder socialista holandés que participó en fundar el SDAP, o Partido Obrero Socialdemócrata en su país.

Pero lo más llamativo de Troelstra, lo cual lo asemeja más a Julio Civilis, fue la rebelión fallida que encabezó en 1918. Se la llama «Semana Roja Holandesa» o también, «el error de Troelstra».
Y es que tras la revolución rusa de 1917, y la alemana de 1918-1919, Pieter Jelles proclamó una revolución socialista en Holanda en 1918. Este grito revolucionario, fue una canalización popular del sufrimiento, el hambre y las epidemias causados por la Gran Guerra.
De hecho, antes de la rebelión roja, ya un destacamento militar había comenzado una revuelta. Esto dió a pensar a Troelstra que era el momento propicio para instigar una revolución a escala nacional.

Pero Troelstra cometió un error, y es que la rebelión pilló por sorpresa a sus desconcertados seguidores. Estos no esperaban una acción semejante por parte de su líder, ni tampoco llegaron a un claro acuerdo al respecto.

Sin embargo, el gobierno reaccionó de inmediato enviando tropas a las principales ciudades. Eso fue como medida de precaución ante la amenaza de un inminente golpe de estado, que realmente nunca se produjo.

Aunque este acto hizo que el Partido Obrero fuera visto con recelo durante bastante tiempo, los gobernantes rapidamente iniciaron una serie de reformas sociales, por temor a que una rebelión así volviera a producirse.
Troelstra luchó principalmente por el sufragio universal en Holanda, y este finalmente se consiguió en 1917 para los hombres (en la llamada «Pacificación de 1917») y en 1919 para las mujeres.
Por eso, Troelstra, como Julio Civilis, es tenido como un personaje inspirador para los holandeses en lo referido a la lucha por los derechos civiles. Hasta el día de hoy, sus partidarios aún celebran el Día Interancional de los Trabajadores a los pies de su estatua.

adnhistoriadelarte.com                                    Job Flores Fernández (c) 2016

RIOTINTO: LOS ROMANOS VUELVEN A LA MINA.

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RIOTINTO: LOS ROMANOS VUELVEN A LA MINA.

El municipio español de Minas de Riotinto (Huelva) es conocido, tanto por sus yacimientos mineros, como por el color rojizo del río Tinto, al que debe su nombre. Sus ácidas aguas obtuvieron fama mundial cuando fueron elegidas por la NASA para simular las condiciones extremas del planeta Marte.
Pero lo que hoy analizamos es un fragmento de su historia, que es tan cíclica, como el inmenso círculo (de unos 1.000 metros de diámetro) que dibuja su mina más famosa. Hablamos de la Corta Atalaya, la mayor explotación minera a cielo abierto de toda Europa.

RIOTINTO ROMANO

Aunque pueblos anteriores comenzaron a explotar las minas de Riotinto, fueron los romanos los que más hondas cicatrices abrieron en las tierras onubenses.

Los romanos dejaron unos 15 millones toneladas de escoria, y hasta una treintena de norias para el drenaje de las minas. Estos restos, son una muestra del éxito romano en la extracción del mineral.
A estas novedosas tecnologías, hay que sumar la construcción o mejoramiento de las vías para su transporte. Una muy conocida es la que unía el puerto de Onuba (Huelva) con Urium (Minas de Riotinto).

La ocupación romana se produjo poco después de la cartaginesa. Al principio la República controlaba la explotación de las minas, pero con el Imperio, esta corre a cargo de emprendedores privados. Desde el siglo I a.C. hay restos de unos 20 hornos, talleres y edificaciones industriales de solida construcción.

Por los restos encontrados, se percibe el alto nivel de vida de la clase dirigente romana de aquellas explotaciones. Muy distintas no obstante, eran las condiciones en las que vivían sus trabajadores.
Plinio afirma que 20.000 criminales trabajaban en la Bética (sur de España) de los cuales unos 10.000 lo harían en las minas de Riotinto. Por el tamaño de algunas galerías, vemos que la mano de obra infantil también fue utilizada.

Las minas estarían en funcionamiento mientras existió el Imperio Romano, pero al parecer, fueron poco explotadas y hasta abandonadas durante la Edad Media y la ocupación islámica.

RIOTINTO INGLÉS

No es hasta el siglo XVI cuando de nuevo tenemos noticia fiables de las minas.
En 1725 se permite la explotación a un emprendedor sueco durante 30 años. Luego vuelve a manos del Estado, pero la explotación de la mina decae, entro otras cosas, por el elevado coste del transporte del mineral hasta el puerto de Huelva. Pero ya llegarían de nuevo los «romanos», con su nuevas tecnologías, a solucionar estos problemas.

Según nuestro método, el siglo I a.C. es paralelo al siglo XIX d.C. Y sería en este momento, cuando las minas adquirirían un renombre mundial con la llegada de los colonos del Imperio Británico.
En 1873, el gobierno de la I República española, deja las minas en manos privadas inglesas. El precio de la venta fue de 9.000.000 de pesetas, que salvaron al gobierno español de la bancarrota. Los ingleses de la RTC (Rio Tinto Company Limited) explotarían estas minas hasta 1954.
El éxito de la empresa fue rotundo, pues para 1884, Riotinto era tenido como «el mayor centro minero del mundo».
Además de mejoras tecnológicas en la extracción del mineral, los ingleses agilizan su transporte creando la línea de ferrocarril desde Riotinto a Huelva. El famoso «Muelle del Tinto» es el empleado por la empresa para embarcar el mineral.
No hace falta indicar, que el trazado ferroviario sería muy parecido al de la calzada romana que, 2.000 años antes, unía igualmente la mina de Urium (Riotinto) con el puerto de Onuba (Huelva).

La arquitectura dejada por los ingleses, es muestra del alto nivel de vida de los dirigentes de las minas. En Huelva, vemos la impronta británica especialmente en la «Casa Colón» (antes un hotel), y en el barrio obrero «Reina Victoria». En Riotinto, contamos con el barrio inglés de «Bella Vista» y numerosas construcciones entorno al yacimiento minero. Hasta las tejas planas de estas edificaciones victorianas, recuerdan más a las «tégulas» de las cubiertas romanas, que a las tejas árabes o andaluzas, propias de las techumbres locales.
La presencia inglesa, hizo de la provincia onubense el primer lugar de España donde se jugó y se crearon equipos de «football», como el aún vigente «Real Club Recreativo de Huelva» (antes, «Huelva Recreation Club»).
La clase obrera, en cambio, vivía en condiciones pésimas y a menudo se empleó la mano de obra infantil. En ocasiones se formaron huelgas y protestas, algunas duramente reprimidas a disparos. Es curioso que hasta el número de empleados coincide con el de la época romana, pues se afirma que para 1888, «el año de los tiros», había también unos 10.000 trabajadores en las minas.
Como remate de tanto paralelismo, simplemente citar un curioso hallazgo. En 1886, cerca del pozo 9b en el Filón Norte, los ingleses encuentran la primera de las norias que habían estado sepultadas en las minas desde la época romana. En la foto central de las mostradas en este artículo, podemos ver el momento de su descubrimiento.
Y es que la historia es cíclica, es tan redonda como las enormes norias romanas o como las ruedas que giran en lo alto de los malacates ingleses, qué más da. El patrón de tiempo fijado por nuestro método, una vez más, se cumple. Y justo al debido tiempo, los nuevos «romanos» rescatan de las entrañas de la tierra sus útiles olvidados, simplemente para continuar la misma labor que sus ancestros habían abandonado miles de años atrás.

Adnhistoriadelarte.com                                                       Job Flores Fernández (c) 2015

Bibliografía:
http://www.elmundo.es/magazine/2001/101/999255169.html. RIOTINTO, LA COLONIA DE LA VERGÜENZA
http://huelvapedia.wikanda.es/wiki/Norias_romanas_de_Minas_de_Riotinto
http://cminfoturismo.webcindario.com/reportajeroma1.htm

¡Y LOS MISMOS, LOS MISMOS POETAS!

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¡Y LOS MISMOS, LOS MISMOS POETAS!
¿Es cíclica la poesía? Tanto como los poetas que la componen y las circunstancias que les rodean.
Hoy analizamos dos poetas paralelos según nuestro método: Horacio, y Moratín.

HORACIO
Quinto Horacio Flaco (65 a.C.-8 a.C.) es uno de los poetas más conocidos de la antigua Roma.
Destacó por su poesía lírica y satírica en latín.

Nacido en una familia acomodada al sur de lo que hoy es Italia, viajo a Roma y a la Academia de Atenas para formarse. Luchó junto a los enemigos de Octavio a la muerte de Julio César, y tuvo que huir para salvar su vida cuando su bando perdió la guerra. Sus propiedades fueron confiscadas, y solo pudo volver a Roma cuando Octavio declaró una amnistía. Trabajó como secretario de un cuestor o magistrado romano. Con el tiempo se ganó el respeto de los círculos literarios romanos, en los que participaban autores de la talla de Virgilio o Lucio Vario Rufo. Estos lo presentaron al famoso Cayo Mecenas, hombre de confianza de Octavio que dio origen a los términos «mecenas» y «mecenazgo». Haciendo alusión a lo que luego significaría su apellido, le regaló a Horacio una finca donde pudo escribir sus obras.

En cuanto a su producción, esta se resume en las siguientes colecciones principales:
Sátiras. Composiciones de carácter moralizante y crítica social, como los epodos griegos.
Odas. Cantos considerados la cumbre de la poesía latina.
Epístolas. Obras a modo de cartas donde se recogen reflexiones morales y filosóficas.

¿Podrá nuestro método de establecer paralelismos históricos ayudarnos a hallar a un poeta similar?

MORATÍN
Según nuestro patrón de tiempo fijo que usamos en todos los artículos, el paralelo de Horacio debió vivir entre el 1780 y 1840 aproximadamente.
Y encontramos entre esas fechas, entre otros, a Leandro Fernández de Moratín (1760-1828).
Juzguen ustedes mismos el parecido.

Moratín nació en Madrid en el seno de una familia acomodada. Fue enviado a formarse a la Universidad de Valladolid. Ya con 19 años comenzó a cosechar éxitos en los concursos promovidos por la Academia. En calidad de secretario de un conde, viaja a París y otras capitales europeas, lo que le ayudó mucho en su formación. Fue beneficiario de los apoyos de Floridablanca y Godoy. Cuando Napoleón ocupó España, se unió al bando de los franceses. Obtuvo del rey José I Bonaparte, hermano del emperador, el puesto bibliotecario mayor en la Real Biblioteca española.

Si recordamos, hace tiempo publicamos en esta página un artículo titulado «Julio César, es decir, Napoleón Bonaparte». En esa ocasión, establecimos a Napoleón como paralelo moderno de Julio César. Y como le pasó a Horacio a la muerte de César, cuando Napoleón y sus ejércitos perdieron la guerra, Moratín tuvo que huir a Valencia, Peñíscola y Barcelona para proteger su vida.
Aunque no se presentaron cargos contra él, decidió huir a París donde moriría. De paso por Burdeos, conoció a otro exiliado: Goya, que le realiza el retrato que vemos en la imagen.

Más allá de su biografía, son sus obras las que delatan al doble de Horacio. Vean ustedes mismos algunas de ellas:

Traducciones de Horacio. En el artículo de Wikipedia sobre Moratín dice literalmente: «En la traducción de nueve odas de Horacio, lo que más sorprende, (…) es la identidad entre el pensamiento del poeta latino y el de Moratín en la visión de las cosas humanas: concordancia cuya sugestión se acrecienta por la diferencia de expresión entre la solemne compostura horaciana y la ligereza dieciochesca de Moratín. Horacio se halla presente, pero se advierte que es un Horacio transferido a un ambiente castellano muy distinto (…)».

Sátiras contra los vicios. En las que carga contra los excesos del barroco y anima a los poetas a aprender, como no, de Horacio.

Odas. De ellas se dicen, en la citada referencia, que son «uno de los resultados más felices de la imitación de Horacio en España».

Epístolas. Nueve cartas dirigidas a distintas personalidades. Una de ellas, copiando a Horacio, la dirige «a un ministro, sobre la utilidad de la historia».

¡Y LOS MISMOS, LOS MISMOS POETAS!
Como se puede ver, ni la poesía escapa a los repetitivos ciclos de la historia. Los propios poetas son conscientes de ello. Y como muestra, terminamos con un poema de León Felipe, que me ha pasado recientemente una buena amiga, y a quien se debe este artículo. Se titula «¡Qué pena!», y dice así:

¡Qué pena si este camino fuera de muchas leguas
y siempre se repitieran
los mismos pueblos, las mismas ventas,
los mismos rebaños, las mismas recuas!

¡Qué pena si esta vida tuviera
– esta vida nuestra-
mil años de existencia!
¿Quién la haría hasta el fin llevadera?
¿Quién la soportaría toda sin protesta?
¿Quién lee diez siglos en Historia y no la cierra
al ver las mismas cosas siempre con distinta fecha?
Los mismos hombres, las mismas guerras,
los mismos tiranos, las mismas cadenas,
los mismos farsantes, las mismas sectas
¡y los mismos, los mismos poetas!

¡Qué pena,
que sea así todo siempre, siempre de la misma manera!

Adnhistoriadelarte.com                                                   Job Flores Fernández (c) 2015

EL SIGLO DE PERICLES ¿O EL DE ANTONIO?

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EL SIGLO DE PERICLES ¿O EL DE ANTONIO?

El siglo de Pericles en el gobierno de Atenas, marcó un antes y un después en el arte occidental. A partir de ese momento de esplendor, nada sería lo mismo. ¿Volvería el arte clásico a renacer en Atenas, tras un largo y oscuro medievo?

El siglo de Pericles

Atenas, la ciudad donde nació el arte clásico occidental, se hallaba bajo la amenaza persa. Esa era la situación desde que el sha o monarca persa Ciro II, fundador del imperio persa, sometió a las ciudades griegas de Jonia en el año 547 a.C.
Pero los griegos se resistieron, comenzando una revuelta contra el invasor con la ayuda de Atenas. El resultado serían las conocidas «Guerras Médicas», habidas entre griegos y persas.

Cuenta Herodoto, que el hijo de Ciro II, Dario I, rogaba a su dios por la victoria: «¡Oh, Ormuz, dame ocasión de vengarme de los atenienses!»; e incluso pidió a sus siervos que cada vez que se sentara a la mesa, le repitieran tres veces: «¡Señor, acordaos de los atenienses!».

Ocasión de venganza tendría el hijo de Dario I, Jerjes I, que saqueó e incendió la acrópolis de Atenas en el 480 a.C. Esto no fue, sino un ejemplo más de la barbarie persa.
De hecho, el término «bárbaro», fue inventado por los griegos para referirse a los persas. «Bárbaro» en griego, se decía «bárbaros», tal cual. El vocablo se refiere a cualquier extranjero, pero en concreto a los persas, cuya habla ininteligible sonaba a los griegos como el sonido «bar, bar bar…». Algo así como el «bla, bla, bla…» con el que hoy describimos una conversación que no entendemos o no nos interesa.
El matiz peyorativo del término, describe a personas fieras, rudas, incultas, toscas, y a menudo a sociedades regidas por regímenes autocráticos y dictatoriales.

Tras las guerras médicas, el verdadero momento triunfal ateniense ocurriría bajo su strategos o líder Pericles (495-429 a.C.) Su mandato es conocido como la edad de oro del arte griego. Durante sus treinta y dos años de gobierno (461-429 a.C.) se reconstruyó el Partenón, símbolo de la transición entre el arte arcaico y el clásico.
Del mismo modo, escultores de la talla de Policleto, Mirón y Fidias, dotaron a las figuras de movimiento e individualidad. El rígido y despersonalizado arte arcaico había finalizado. Comenzaba una nueva etapa de esplendor para occidente: el arte clásico. Este regiría unos 1.000 años, hasta que nuevos bárbaros lo anularían, haciendo caer a Roma en el 476 d.C. Pero tras otros casi 1.000 años de arte «bárbaro/gótico» o «arcaico/medieval», el arte clásico renacería: veamos como.

El siglo de Antonio

Es curioso, que el término «Edad Media» en Grecia, se refiera a dos periodos:
a) A la Edad Oscura, es decir, el milenio anterior al siglo de Pericles y al arte clásico.
b) A los mil años aproximadamente que van desde la caída de Roma al Renacimiento o volver del arte clásico en el siglo XV.
Es de esta segunda etapa de la que hablamos ahora, en paralelo a la anterior.

Durante la Edad Media europea, Atenas sufrió pillajes e invasiones. Cuando apenas comenzó a mejorar sus situación, duramente fue castigada por lo «nuevos persas».
Según nuestro método, la fecha exacta de la conquista persa de Grecia en el siglo VI a.C., coincide concretamente con los inicios del siglo XIV d.C. En esta época, un inmenso imperio similar al de Ciro II acababa de nacer en Persia: el Ilkanato, un imperio mongol.
Sus brazos llegaban hasta la costa jonia, como el de sus antecesores. Esto era posible gracias a la «alianza bizantino-mongola» (1263), que hizo de Bizancio y del Ilkanato persa una unión sin fisuras en los planos político, militar, y hasta familiar.
De hecho, fue el emperador bizantino Andrónico II, emparentado con el gobernante persa, el que llamaría a unos mercenarios para conquistar a los nuevos «griegos»: a los turcos y a los atenienses.

Estos mercenarios eran, curiosamente, catalanes. La Gran Compañía Catalana, formada por las gentes más rústicas o «bárbaras» de aquellas tierras, los llamados «almogávares». Hay hasta quien aventura, que la «barretina» o gorro catalán es una clara copia del gorro persa que vemos en los platos griegos de época clásica.
El caso es que los nuevos persas (bizantinos, mongoles y mercenarios catalanes), no fueron menos bárbaros que los antiguos. En fechas exactamente paralelas según nuestro método, Grecia fue arrasada y sometida a todo tipo de atrocidades parecidas a las de los persas de hacía casi 2.000 años. Se la llama, la «Venganza Catalana» (1305 d.C.). Y el idioma griego quedó tan marcada por ella como por la venganza persa. En Albania, «katalan» significa: «monstruo», es decir, «bárbaro». En Bulgaria, significa «torturador, malvado». Y hasta el día de hoy, los griegos maldicen gritando: «¡ojalá te alcance la venganza catalana». Hasta hace poco, se cantaba una canción a los niños donde se pedían fuerzas para luchar «contra los perros catalanes».

Pero como la historia es cíclica, no iban los nuevos griegos a estar sometidos siempre a los nuevos persas. Exactamente en paralelo a la misma fecha que Pericles iniciaba la edad dorada de Atenas, un nuevo strategos o líder salvaría a los atenienses del siglo XV d.C.

Como bien sabemos, el arte clásico nació en Grecia en el siglo V a.C., y renació en Florencia en el siglo XV d.C. De ahí, que se llame «Renacimiento» a este arte florentino.
Pues quiso la historia que fuera un florentino quien liberara y restaurara Atenas en los inicios del siglo XV.
El elegido era, como decimos, Antonio I Acciaioli (1395-1435 d.C.) y su vida corre exactamente paralela a la de Pericles en nuestro método. Este florentino, liberó a Atenas de los brazos persas, extendidos a través de los catalanes y bizantinos. Él y sus descendientes, se harían con el Ducado de Atenas y Neopatria.
El arte clásico, de nuevo renació. Ahora exportado desde la Nueva Atenas (Florencia) a la Atenas griega. Sobre Antonio leemos, que no olvidó sus raíces artísticas florentinas, y que renovó los antiguos monumentos griegos de la acrópolis ateniense, utilizándolos como palacio. Incluso fomentó el comercio gracias a los mercaderes florentinos. Sin lugar a dudas, todo un Pericles de su tiempo.

En la Nueva Atenas, Florencia, otro «estratega» iniciaba su carrera: nada más y nada menos de Juan de Médici (1360-1429 d.C.), fundador de la familia del mismo apellido y que serían mecenas de los mejores artistas.
En ese momento, arquitectos y escultores florentinos iniciaban un nuevo estilo llamado «Renacimiento». Policleto, Fidias y Mirón hallan su paralelo en escultores como Donatello. Según nuestro método, justo en paralelo al momento en que los antiguos griegos realizaban las primeras esculturas «clásicas», Donatello esculpía las primeras obras «renacentistas» de la historia.
Policleto pondrá de moda el «contraposto», una pose en la que la figura se apoya sobre una pierna, dotando de movimiento al cuerpo. Pero sera Donatello el primero que, tras dos mil años, vuelva a usar esta pose en sus esculturas para el templo gremial Orsanmichele de Florencia.
Tal vez esta Iglesia, dedicada a la Virgen o Madonna delle Grazie, o la también florentina catedral de Santa Maria del Fiore, sean un ejemplo moderno de lo que fuera en su siglo el Partenon. Estos templos florentinos, con sus novedosas mezclas de estilos entre el gótico y el renacimiento, nos recuerdan al antiguo templo griego, dedicado a la Virgen Atenea, con su original mezcla de estilos entre el dórico y el jónico.
Esperemos que los bárbaros no vuelvan más y que podamos disfrutar de estas joyas del arte por muchos siglos.

Nota: se puede leer más sobre estos momentos cíclicos tan cruciales de la historia del arte y de la humanidad en los siguientes artículos de esta página:
– LA ESCUELA DE ATENAS ¿O L A DE FLORENCIA?
– LA BATALLA DE ISSOS ¿O LA DE CHALDIRAN?

ADNHISTORIA DEL ARTE.COM                                      JOB FLORES FERNÁNDEZ (C) 2015

¡AY JHERUSALEM!

Nabuco copia

Jerusalén, la tantas veces conquistada, es nuestro tema de análisis hoy.
En el artículo «Iudaea Capta», estudiamos los paralelismos históricos entre la toma de Jerusalén por los romanos en el siglo I d.C, y su moderna conquista occidental del siglo XX. Ahora veremos otro momento trágico de la historia de la ciudad santa: su destrucción a manos de Nabucodonosor II, rey de Babilonia, y su paralelo en el siglo XIII d.C.
Nuestro estudio se basará en el análisis de dos poemas de lamento sobre Jerusalén que, según nuestro método, son paralelos en la historia.

Lamentaciones sobre Jerusalén
En principio, Jerusalén y Babilonia rindieron vasallaje a los reyes de Asiria.
Una revuelta en Babilonia, puso en el trono a Nabopolasar y posteriormente a Nabucodonosor II, los últimos dos grandes reyes babilonios antes de la llegada de los persas. Estos acabaron con el poder de Asiria. Para Jerusalén, esto supuso la liberación de sus antiguos amos, pero a la vez, el somentimiento ahora al Imperio Neobabilónico.

A medio camino entre el siglo VII y el VI a.C. Jerusalén se rindió al vasallaje de Babilonia. No obstante, las repetidas rebeliones judías, hicieron que el rey Nabucodonosor II capturara al rey Joaquim de Judá y lo sustituyera por Joaquín. Pero al poco, el rey de Babilonia vuelve llevándose al destierro a la nobleza judía y saqueando el Templo judío.
Poco después, el rey de Babilonia puso a Sedecías como rey títere de Judá, pero este también se rebeló. El resultado fue un segundo sitio de Jerusalén que llevó a arrasar completamente la ciudad y el Templo y a llevarse al resto de sus habitantes al exilio en Babilonia. Con esto quedó eliminado para siempre el Reino de Judá en Jerusalén.

En este contexto se escribe el libro bíblico de las Lamentaciones de Jeremías, profeta judío contemporáneo a los hechos. Se compone de cinco poemas donde se llora la destrucción de la ciudad santa y se describen los horrores y penalidades sufridos. Los cuatro primeros poemas son alfabéticos, es decir, cada estrofa comienza con una letra del alfabeto hebreo, haciendo un total de 22.

¡Ay Jherusalem! 

¡Ay Jherusalem! Es el título y el estribillo de un poema castellano de mitad del siglo XIII donde se llora la perdida del llamado «Reino Cristiano de Jerusalén» y su saqueo por los musulmanes en 1244 d.C. Ustedes pueden leerlo al completo en el siguiente enlace: http://www.fjse.arrakis.es/otros.htm#ay.
Es interesante, que ese momento es paralelo según nuestro método con el saqueo y la destrucción de Jerusalén a mano de los babilonios que acabamos de narrar.

El poema es un «planto» o «endecha», un poema triste, como las Lamentaciones.
Otro dato interesante, es que aunque es compuesto para cristianos por un contemporáneo a los hechos, tiene una clara influencia judía. Esto se pone de manifiesto en la obra «Judíos en la literatura española», de Jacob M. Hassán y Ricardo Izquierdo. Estos estudiosos, ponen de relieve los múltiples paralelismos entre este planto castellano y el libro judío de las Lamentaciones.

Una de las características más interesantes, es que el poema castellano, algo muy raro en nuestra literatura, también es alfabético, como las Lamentaciones judías.
Así cada una de sus 22 estrofas se refiere a una letra del alfabeto latino, en el siguiente orden: ABCDEFGHIKLMNOPQRSTV-DQ. Esto es especialmente interesante, por que los poemas latinos alfabéticos constan normalmente de 23 letras, no de 22 como los judíos.
De todo ello se desprende la clara influencia judía en este planto o poema triste cristiano.
(Las dos letras finales «DQ», fuera de orden alfabético, tal vez hagan alusión al lema cruzado «Dios lo quiere»).

Otro aspecto, es el parecido tan notable entre los acontecimientos que se narran. Muchos han supuesto que el autor del planto castellano citaba directamente del libro judío de las Lamentaciones, lo cual es muy probable. Pongamos una citas como ejemplos:

Lamentaciones 1:8 y 2:20,21 y (Biblia de Jerusalén)
«(…) Mucho ha pecado Jerusalén, por eso se ha hecho cosa impura (…)
¿Tenían las mujeres que comer sus frutos, a sus niños de pecho?
¿Tenían que ser asesinados en el santuario del Señor sacerdote y profeta?.
Por tierra yacen en las calles niños y ancianos; mis vírgenes y mis jóvenes cayeron a cuchillo;(…)».

Ay Jerusalén:
«(…) Hora es venida, por nuestros pecados, de tan negro dia moros esforçados. Llena por encima vence moreria en Iherusalem.
(…) Sacerdotes e fraires en cadenas presos; tienen a los abades en cepos de maderos.
(…) Vienen las donzellas que eran delicadas, en cadenas presas e muy atormentadas.
(…) Veen los cristianos a sus fijos asar, veen a sus mujeres vivas destetar;
vanse por los campos, cortos pies e manos, en Iherusalem.
(…) De las vestimentas facian cubiertas; del Sepulcro Santo facian establo; (…)»

El poema hace mención constante a un Concilio con el fin de preparar una cruzada para reconquistar Jerusalén tras el saqueo y reconquista musulmana de 1244. De ahí se desprende que se compuso con referencia al concilio de Lyon en 1274 o en el de 1245.
Si los generadores de la catástrofe de Jerusalén fueron los babilonios, el autor del planto no deja duda sobre quienes destruyeron el Reino de Jerusalén en el siglo XIII:
«(…) Fazen ayuntamiento los de Babilonia, con los africanos para los de Etiopia, paran los coraminos, tartaros e miros, por Iherusalem. (…) Raros muy amargos moros cuantos son, tienenlo cerrado al altar de Sion. (…)».
Los ayubíes de Siria, aliados del califa de Bagdad (Babilonia), invitaron a los corasmios en 1244 a arrasar Jerusalén. Eliminaron así a los últimos reyes del llamado «Reino Cristiano de Jerusalén». Posteriormente, los propios ayubíes retoman la ciudad para el califa de Bagdad (1247). Aunque serán finalmente sus esclavos mamelucos de Egipto los que se hagan con Jerusalén entorno a 1260.

Los mencionados corasmios comenzaron el asedio en julio, y la tomaron finalmente el 23 de agosto de 1244, según «La epopeya de las cruzadas», de René Grousset. (Los babilonios lo habían hecho siglos antes igualmente, comenzando en julio y terminando el 28 de agosto al parecer.)
Las tropas musulmanas masacraron y saquearon la ciudad, tratando de destruir todo resto dejado por los cristianos. En wikipedia.org se dice que «la arrasaron dejándola en ruinas, y completamente inservible (…)» y que «despiadadamente diezmaron la población, dejando sólo 2.000 personas».
En santosepulcro.custodia.org leemos: «El asalto y el saqueo de Jerusalén provocaron el asesinato y el alejamiento de los cristianos y la basílica (del Santo Sepulcro) de nuevo fue dañada y las tumbas de los reyes destruidas».

Así, como reza el dicho castellano, podemos decir que los habitantes de Jerusalén, de nuevo «lloraron más que Jeremías» en esta segunda destrucción paralela de mitad del siglo XIII d.C.

Lamentaciones 2:18 (Biblia de Jerusalén):
«¡Clama, pues, al Señor, muralla de la hija de Sión; deja correr a torrentes tus lágrimas, durante día y noche; no te concedas tregua, no cese la niña de tu ojo!»

Ay Jerusalen:
«Bien querria mas convusco plañir, llorar noches e dias, gemir e non dormir, que contarvos prosas
de nuevas llorosas de Iherusalem».

ADNHISTORIADELARTE.COM                          JOB FLORES FERNANDEZ (C) 2015

CARTAGENA DELENDA EST

punicas copia CARTAGENA DELENDA EST Con «Cartagena delenda est” (Cartagena debe ser destruida o está sentenciada), parafraseamos la famosa sentencia pronunciada durante las guerras púnicas, que decía, “Carthago delenda est” (Cartago debe ser destruida o está sentenciada). Recordemos que las Guerras Púnicas (264-146 a.C.) son las batallas libradas entre las tropas púnicas o fenicias de Cartago (Túnez) y las de Roma (Italia). Esta fue una guerra por el dominio de los mares, en concreto del Mediterráneo, al que los romanos terminarán llamando Mare Nostrum (mar nuestro). Tenemos que puntualizar, que la metrópoli púnica, Cartago, se halla en Túnez. Y Carthago Nova era una colonia fundada por los cartagineses en Hispania, en la actual Cartagena (Murcia, España). A lo largo del relato, coloco entre paréntesis las fechas aproximadas obtenidas con nuestro método, que supuestamente marcarían un momento paralelo o repetido en la historia futura. Los siglos marcados en la ilustración, son solo aproximados.

LAS GUERRAS PÚNICAS

1º. Primera Guerra Púnica (264-241 a.C.) (1580-1605 d.C.) Lo que comenzó siendo unos enfrentamientos entre piratas, terminó siendo un conflicto internacional entre la reina de los mares, Cartago; y la incipiente candidata, Roma. La lucha se convirtió en un conflicto puramente naval, donde Roma copió y mejoró las naves cartaginesas. Para el 241 a.C., Roma se hace con el control de Sicilia, antes cartaginesa. Aunque tras este enfrentamiento Roma declara sus intenciones, Cartago es todavía sumamente poderosa. Tras el conflicto, Cartago florece y establece en Hispania “Carthago Nova”, un rico puerto comercial. 2º. Segunda Guerra Púnica (218-201 a.C.) (1625-1645 d.C.) El inicio de la guerra se debió a la conquista cartaginesa de Sagunto, aliado de Roma. Debido al poderío naval romano, los cartagineses deciden atacar por tierra. Anibal, desde Carthago Nova, cruza los Alpes con sus elefantes y ataca a los romanos, dominando el norte de la península Itálica durante 16 años, y siendo Roma incapaz de expulsarlo. Este desplazamiento cartaginés por tierra, será una de las más famosas hazañas de la Antigüedad. Pero finalmente, serán los romanos los que van a causar una derrota definitiva a los cartagineses. Tomarán la colonia de Carthago Nova en 209 a.C; y limitarán la actividad de la metrópoli cartaginesa a relaciones comerciales con sus colonias. 3º. Tercera Guerra Púnica (149-146 a.C.) (1695-1700 d.C.) Unido al creciente odio anti romano, aparece un resurgir del poderío cartaginés. “Carthago delenda est” (Cartago debe ser destruida o está sentenciada), es la famosa frase del político romano Catón entorno al 150 a.C; que muestra cuales eran los deseos romanos para la ciudad púnica. Efectivamente, Roma, que ya se había hecho con la colonia de Carthago Nova, toma también la metrópoli, Cartago, saqueándola y destruyéndola. No cabe duda de que el dominio de los mares, sería definitivamente, romano.

 LAS GUERRAS ANGLO-ESPAÑOLAS

Si nos remitimos con nuestro método a un ciclo medio similar, este nos lleva al siglo XVII, y las potencias enfrentadas ahora son España (Cartago) frente a Inglaterra (Roma). Holanda será la aliada natural de Inglaterra, como Francia lo es de España. Es interesante que en Francia, se comparara a sus guerras con Inglaterra a las tenidas entre Cartago y Roma, las guerras púnicas. Francia y España estaban deseosas de ser la invencible Roma, pero como veremos, aquí les tocó ser Cartago.

Durante esta época, España era la principal potencia naval. La actual Cartagena, edificada sobre la antigua “Carthago Nova” (de ahí su nombre) es uno de sus principales puertos. Al igual que la Cartago tunecina estableció una colonia llamada Nueva Cartago en España, la Cartagena española estableció en el Caribe la Cartagena de Indias, principal puerto del comercio americano. Evidentemente, este rico mar del Caribe, es ahora el que querrá ser llamado “Mare Nostrum” por los ingleses y holandeses a final de este ciclo. Pero para que eso se cumpliera, Cartagena debía ser, de nuevo, conquistada. 1º. Primera Guerra Anglo-Española (1585-1604) Es la famosa guerra en que España pierde la Armada Invencible (1588). Ahí fue Cartagena de Indias (entre otras posesiones caribeñas) atacada por el pirata inglés Sir Francis Drake en 1586, que la toma seis semanas y la devuelve a cambio de un rescate. Desde entonces, los españoles se esforzaron por que su colonia fuera la mejor fortificada de toda América del Sur. La flota española será también destruida en Cádiz en 1587 y 1596. En esta época, los ingleses comienzan a reclamar territorios del Nuevo Mundo descubierto por España para ellos, la colonia de Virginia en Norteamérica será de los primeros (1587). Aunque los ingleses empiezan a demostrar su poderío naval, todavía España era una gran potencia. Es en esos años cuando los enemigos decían aquello de “parece que Dios es español”. 2º. Segunda Guerra: La de los Treinta Años (1618-1648) Los conflictos que mencionamos ahora, ocurren en el marco de la Guerra de los Treinta Años (1618-1648).Terminada la Tregua de los Doce Años (1609-1621) con los holandeses, España reinicia sus conquistas en los Países Bajos, tomando por ejemplo Breda (1625). Los ingleses luchan contra España entre 1625 y 1630, a raíz de la toma inglesa de San Cristobal y Nieves (1624) en el mar del Caribe. En el mismo entorno, los holandeses se establecen desde 1634 en Curaçao. Serán estos últimos los que destruyan la flota española en la batalla naval de las Dunas en 1639. Durante esta guerra, España dirigió por tierra a sus tropas hasta Flandes. Debido al dominio marítimo de los ingleses y franceses en el Canal de la Mancha, los españoles tuvieron que desplazarse por tierra, creando el llamado “Camino Español”. Esta ruta, como la de Aníbal, partía desde Cartagena, pasaba por Milán, y cruzaba los Alpes hasta el centro de Europa: toda una hazaña para la época. De ahí el dicho español «es más difícil, que poner una pica en Flandes». Al final de este conflicto, España termina perdiendo su liderazgo, permite la independencia de Holanda, y pierde el “Camino Español” o ruta militar que la comunicaba con sus posesiones en Europa. Así, desde estas fechas los temidos tercios españoles no podrán más emular a Aníbal y cruzar las famosas montañas para defender sus intereses europeos. El Caribe se llenará desde entonces de piratas entre 1640-1680, entorpeciendo la comunicación comercial con España. Poco a poco España pierde el monopolio del mar americano, pues se formarán la Compañía Neerlandesa de las Indias Occidentales (1621) que daría lugar a las Islas Occidentales Holandesas. Los ingleses también llegarían a tener sus Islas Occidentales Británicas. Ya desde 1606 habían fundado la doble Compañía Virginia para establecer colonias en Norteamérica. 3º. Tercera Guerra: la de Sucesión Española (1701-1715) Tenemos que remontarnos al año 1697, donde en el contexto de la Guerra de los Nueve Años, Cartagena de Indias fue sitiada, vencida y saqueada por las tropas francesas. En Rande (1702), una de las Flotas de Indias que venía con riquezas de América, fue destruida por la marina anglo-holandesa. Poco después, los marinos ingleses de la Royal Navy entraban en la metrópoli: la Cartagena de España. Corría el año 1706, y ordenaron su rendición. Al final lo consiguieron: Cartagena estaba sentenciada. La ciudad era además, desde 1670, el puerto principal para las operaciones mediterráneas españolas. En esta situación, no es difícil imaginar al almirante John Lake recordando un siglo de luchas contra España, y pudiendo al fin decir: “Cartagena has been taken” o si lo prefieren, “Cartagena delenda est”. adnhistoriadelarte.com                                                                    Job Flores Fernández 2015 (c)

¿EL RETORNO DE LOS ESCÉPTICOS?

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¿EL RETORNO DE LOS ESCÉPTICOS?

El escepticismo en filosofía, se describe como una actitud de constante duda y cuestionamiento del saber establecido. El escéptico no afirma ni niega nada, solo opina y pone en duda, analiza. El termino viene dela palabra griega «skeptikoi», que literalmente se relaciona con la palabra «examinar». Esta duda los llevaba a la epojé o «suspensión del juicio», es decir, evitar posicionarse sobre una cuestión, y simplemente opinar. El siguiente paso era la ataraxia o paz mental derivada de creer que ningún saber humano es objetivo, y de por tanto, no tener que defender ninguna idea ni oponerse a quien piensa lo contrario.

¿Cuándo se inicio esta corriente filosófica?
En una enciclopedia en línea (1) leemos: «Pirrón fue el creador del escepticismo. Un gran viajero que conoció muchas culturas con los ejércitos de Alejandro Magno, cosa que le permitió dudar de las verdades evidentes y tradiciones de su cultura. Se dice que Pirrón llevó al extremo la suspensión de juicio, hasta el punto de sacarse las cuerdas vocales. (…) Timón el Silógrafo continuó la tradición escéptica poniendo en duda las ideas aristotélicas, dudando incluso de los primeros principios de la deducción aristotélica.»

Algunas frases que se le atribuyen a Pirrón son:

«1. Nunca llegarás a conocer la verdad.
2. No digas «así es», sino «me parece que es».
3. La diversidad de opinión existe entre sabios igual que entre ignorantes. Cualquier opinión que yo tenga puede ser repudiada por personas igual de listas y preparadas que yo, y con argumentos tan válidos como los míos» (1).

Así como vemos, fueron Pirrón y su amigo y discípulo Timón el Silógrafo los que iniciaron el escepticismo filosófico en la Grecia Helenística. Esta corriente llamada «pirronismo» tendría amplia aceptación mientras duró el Imperio Romano.
Pero todo desapareció con la llegada de la Edad Media, el oscurantismo y la intransigencia:
«No se sabe por qué motivos la Edad Media escolástica fue tan hostil hacia la filosofía pirroniana, pero como consecuencia de ello se destruyeron gran parte de los contenidos escépticos (…) los escolásticos medievales no lo aceptarían».(2)

¿Cuando renacería el pensamiento escéptico pirroniano? Como la historia es cíclica y siempre guarda el mismo margen de tiempo aproximado, podemos deducirlo con nuestro método.

Pirrón (360-270 a.C) y su amigo Timón (320-230 a.C.) tendrían sus personajes paralelos según nuestro método entre el 1490-1580 el filósofo, y entre 1530-1610 su amigo.
¿Realmente volvieron a reaparecer filósofos escépticos en aquellas fechas?

En una página especializada en filosofía, bajo la entrada «Movimiento escéptico» leemos:

«Como no podía menos de suceder, el choque de tantos y tan encontrados sistemas de la antigüedad, resucitados y extremados con frecuencia por el Renacimiento, dio origen a un movimiento escéptico, que comienza hacia la mitad del siglo XVI y se prolonga hasta fines del siguiente siglo».

La obra citada prosigue nombrando a los dos iniciadores de esta corriente:

«a) Montaigne (Miguel de), que nació en Bordeaux en 1533 y murió en 1592, puede considerarse como el primer representante de este movimiento. Sus famosos Ensayos, cuya divisa o lema es el ¿qué se yo?, entrañan un sentido esencialmente escéptico». (3)

Recordemos: dijimos 1490-1580, y el primer filósofo escéptico moderno, vivió entre 1533-1590.

¿Tendría también un amigo y discípulo escéptico? La obra citada continúa:
» b) Contemporáneo, amigo y en cierto modo discípulo y heredero de Montaigne, fue Pedro Charron, que nació en París año de 1541 y murió de repente en una de sus calles en 1603. (…) escribió su Tratado de la sabiduría, en el cual sigue y desenvuelve la tendencia escéptica de Montaigne». (3)

Recordemos que nuestro método vaticinaba para su vida las fechas entre 1530-1610, frente a las reales 1541-1610.

Como explicamos muchas veces, cuando se dan circunstancias parecidas, aparecen personajes parecidos. La misma situación se daba en España por esas fechas, donde surgía nuestro primer filósofo escéptico: Francisco Sánchez , de apodo, «El Escéptico» (1551-1623). El título de su obra cumbre delata su filosofía: «Del más noble y universal primer saber. Que nada se sabe.» (Lyon,1580).

En una enciclopedia se relaciona a todos estos maestros de la duda cuando se dice:
«Sánchez depende muy directamente de la tradición escéptica de Pirrón, que aparece también en los Ensayos de Michel de Montaigne. En efecto, en 1562 aparecían en latín los esbozos pirrónicos de Sexto Empírico traducidos del griego por el francés Henri Estienne y, en 1569, la traducción al latín del Adversus Mathematicos («Contra profesores dogmáticos») del mismo autor».(4)

Si se tratara de otro artículo, diría con confianza que esto muestra que la historia se repite. Pero para no desentonar, diré que no sé si se repite o no, pero que a mi desde luego, me lo parece. Y ustedes, ¿acaso lo dudan?

adnhistoriadelarte.com                                                                    Job Flores Fernández 2015 (c)
(1) es.wikipedia.org/wiki/Escepticismo_filosófico; (2) es.wikipedia.org/wiki/Pirrón; (3) http://filosofia.org/zgo/hf2/t3p035.htm; (4) https://es.wikipedia.org/wiki/Francisco_S%C3%A1nchez_el_Esc%C3%A9ptico